Desde Gibraltar hasta el límite con Asia, el Mediterráneo, el mar entre tierras, es un cruce de culturas que baña 22 países y tres continentes. Repleto de destinos eminentemente turísticos, estas cálidas aguas recorren algunos de los enclaves más demandados y exclusivos del planeta –Santorini, Capri, Formentera, Hvar…– pero, aunque parezca increíble, aún le quedan unos cuantos rincones por descubrir. Según el último estudio del sitio de información sobre apuestas Gambling ‘N Go –en el que ha analizado varias ciudades mediterráneas en base al precio para dos personas de vuelos, estancias, restaurantes…–, algunos destinos mediterráneos no solo no son caros, sino bastante asequibles. Estas son las 6 ciudades más baratas (y menos conocidas) del Mediterráneo.
1. Orán, la cara más disfrutona de Argelia
Situada en el noroeste de Argelia, Orán es conocida como la capital de la fiesta del país y famosa por ser el lugar donde nació la música raï. La segunda ciudad argelina es un enclave portuario con un recoleto casco antiguo marcado por su pasado español –el Oranesado se prolongó durante 300 años– y francés, en el que destacan joyas como el Fuerte y la capilla de Santa Cruz, la Gran Mezquita –visitable y con un minarete octogonal– y la espectacular catedral del Sagrado Corazón, que en la actualidad alberga una biblioteca pública. Las playas mediterráneas ocupan un lugar importante en este destino que, además de barato, es realmente fascinante.
2. Puerto Saíd, la ciudad que nació con el Canal de Suez
En el noreste de Egipto, Port Said ocupa el segundo puesto de ciudades mediterráneas baratas, sobre todo en el tema gastro: almorzar unas gambas, salmonetes o sepia (todo súper fresco) en el mercado central solo te costará 3 €. Pero, como te habrás imaginado, lo más importante de esta ciudad no es su gastronomía sino su ubicación: en el extremo norte del Canal de Suez y a tiro de piedra para saltar a Asia o atravesar los 209 km del canal en un ferry (gratuito) hasta el Mar Rojo. Además, esta ciudad de extraordinario clima y excelentes playas, es puerto franco y lugar de veraneo para los locales y ofrece visitas tan interesantes como el Faro, la mezquita Al-Abbasy, la sede de la Autoridad Local del Canal de Suez, la iglesia de Santa Teresa y los museos Nacional, Militar y de Arte Moderno.
3. Argel, el romanticismo con sabor francés
El romanticismo impregna cada rincón de Argel, tercera ciudad más asequible del ranking y la que cuenta con los taxis más baratos del Mediterráneo. En la capital de Argelia todo gira en torno a la plaza de Port Saïd, un espacio afrancesado con edificios tan imponentes como el Teatro Nacional y la puerta Bab Azzoun. Otra imagen para subir a tus redes es la plaza del Emir Abdelkader –de noche te gustarán los chorros de agua y luces que emergen del suelo–, con el edificio de la Asamblea Nacional y el Museo Nacional de Arte Moderno, y pegada al bulevar Zighout Youcef, el gran paseo marítimo. Además, no te pierdas la cuadrícula que forma la Kasbah, Patrimonio Mundial.
4. Túnez, una gran sorpresa por descubrir
Túnez tiene tanto y tan bueno que ver –Sidi Bou Said, Chott el-Jérid, Monastir, Kairuán, Hammamet…– que Túnez capital se queda relegada a un punto de conexión entre una y otra excursión. Sin embargo, esta deliciosa ciudad afrancesada, solo necesita que le dediques algo de tiempo para sorprenderte al máximo. Desde las impresionantes ruinas de Cartago hasta La Goulette –el recoleto puerto en el que nació la mismísima Claudia Cardinale– llegarás hasta el centro de la ciudad, con un casco antiguo único que, además de la Medina, se vertebra en la avenida Habib Bourguiba, un bulevar que rezuma estilo galo, desde Bab al-Bar (la Puerta de Francia) hasta la Torre del Reloj y un conjunto de lujosos edificios, incluido el Teatro Municipal, de estilo art nouveau.
5. Tánger, la inspiración hecha ciudad
Paul Bowles, Henri Matisse, Eugène Delacroix, The Beatles y The Rolling Stones, Rita Hayworth, Jean Cousteau… todos cayeron rendidos ante el embrujo de esta ciudad del norte marroquí y convirtieron su luz mediterránea en principal fuente de inspiración. Su laberinto de calles blancas –las mismas que recreó María Dueñas en El tiempo entre costuras– esconden los rincones de la Medina, unos cafés y mercados que contrastan con la grandiosidad del Palacio árabe de Sidi Hosni, las murallas, la Catedral cristiana y la Gran Mezquita. La cercanía de Tánger con España –a 1 hora desde Madrid y 35 minutos desde la costa– convierte a esta puerta de África en un destino perfecto para disfrutar un fin de semana diferente, con mezcla de culturas entre el Atlántico y el Mediterráneo.
6. Alejandría, en el centro del conocimiento
En el centro de la costa Egipcia, Alejandría es un enclave pegado inevitablemente a su legendaria biblioteca. La nueva –un disco futurista de 160 m de diámetro diseñado por Snøhetta– es una joya de la arquitectura moderna y merecería una visita por sí sola, pero la ciudad de Alejandro Magno esconde otras muchas sorpresas, como la Ciudadela de Qaitbay –una fortaleza del siglo XV enclavada en la isla del faro–, la columna de Pompeyo –la mayor construida fuera de Roma y Constantinopla–, el Palacio de Al-Montazah y los restos de Kom el Dekka, con baños, cisternas y hasta un anfiteatro de la época greco-romana. Además, date una vuelta por el Museo Nacional y camina hasta el malecón, para alcanzar alguna de las insuperables playas (algunas, de pago) bañadas por el Mediterráneo.
La imagen que abre el texto es Argel | Manuel Villafranca. Pixabay