Visionario, irreverente, apasionado, amante de la naturaleza, creador compulsivo… La figura de Antoni Gaudí i Cornet es imprescindible para comprender no solo el modernismo sino la historia de la arquitectura en los siglos XIX y XX. El padre de joyas como la Casa Batlló o el Parque Güell realizó la mayor parte de sus obras en Barcelona, pero no todas. Un mes después de que se cumplan 170 años de su nacimiento, recorremos algunos de sus diseños menos famosos.
1. El Capricho, en Comillas

La más conocida de las obras desconocidas de Gaudí es Villa Quijano, un pequeño palacete construido en la localidad cántabra de Comillas por encargo de un indiano, Máximo Díaz de Quijano, entre 1883 y 1885. Enclavado en la etapa orientalista del arquitecto –con influencia del arte de India, Persia y Japón–, el edificio incluye también detalles góticos, islámicos, nazaríes y mudéjares, un resultado único que rodea los 20 m de su impresionante torre-minarete. Después de caer en el olvido tras la Guerra Civil, y de ser restaurante, desde 2009 El Capricho de Gaudí es un flamante museo que, en verano, organiza conciertos a la luz de las velas, visitas teatralizadas, talleres…
2. Palacio de Gaudí, en Astorga

Mitad castillo, mitad iglesia, el Palacio Episcopal de Astorga es una de las joyas de Gaudí fuera de territorio catalán. El granito gris del Bierzo utilizado para su construcción –entre 1889 y 1898– le da un aire solemne y grandioso a este edificio neogótico y medieval, en el que el genio plasmó su sello en detalles como la entrada o las chimeneas. Declarado Bien de Interés Cultural –está incluido en la Ruta Europea del Modernismo–, el Palacio de Gaudí acoge el Museo de los Caminos, un espacio dedicado al Camino de Santiago, ya que la ruta jacobea pasa por esta localidad leonesa.
3. Baldaquino de la Catedral de Santa María, en Palma

A finales del siglo XIX, el obispo Pere Campins encargó a Gaudí la reforma de la Catedral de Santa María de Mallorca, iniciando una relación fructífera pero no siempre amigable. Además del espectacular baldaquino del altar mayor y sus 35 lámparas, el arquitecto introdujo la luz eléctrica en la Seu y acercó los bancos al altar, compitiendo con los del coro, que sí estaban cerca. Esto le enemistó con los burgueses del momento, que presionaron para que terminara cuanto antes y amenazaron con despedirle. Al final, Gaudí dejó muchos detalles por terminar, pero realizó un gran número de trabajos en hierro, gracias a las enseñanzas de su padre, que era calderero.
4. Casa Botines, en León

En pleno ensanche leonés, junto al Palacio de los Guzmanes y la Plaza de Santo Domingo, la Casa Botines es ya un emblema de León capital. Enmarcado en el periodo neogótico de Gaudí, el arquitecto añadió su sello modernista para rematar este edificio lleno de luz y armonía, que comenzó siendo vivienda y almacén de tejidos, albergó la Caja de Ahorros y que, este año, celebra su 130 aniversario con numerosas actividades. En su interior, el Museo Gaudí Casa Botines –que en mayo se quedó a las puertas de convertirse en el Mejor Museo Europeo 2022–, te contará todo sobre el maestro.
5. Celler Güell, en Sitges

Al igual que otras de sus obras más conocidas –el Palacio Güell, los Pabellones Güell de Pedralbes y, por supuesto, el Parque Güell–, las Bodegas Güell fueron un encargo de Eusebi Güell, amigo y mecenas del arquitecto. Situadas en Sitges –en la costa del Garraf, en la provincia de Barcelona–, Gaudí las diseña este conjunto de bodega, residencia y capilla con su visión particular del gótico, un estilo al que considera imperfecto y al que añadió arcos parabólicos, pasillos exteriores, torretas… Desde 2018, Celler Güell, uno de los edificios modernistas más importantes de la zona, alberga un restaurante, Gaudí Garraf, que rinde homenaje al maestro con platos como La calçotada del Gaudí y acoge eventos.
6. Centro Cultural y Espiritual Gaudí, en Rancagua (Chile)

Lo último de Gaudí aún no existe. Es la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, en Rancagua (Chile), un regalo del arquitecto a un fraile chileno en 1922. Si se construye, será la primera obra de Gaudí fuera de España y albergará el Centro Cultural Espiritual Gaudí de Triana, con espacios como la Casa de Soledad y Silencio, un lugar de contemplación sin credo establecido.