Si estos días paseas por la capital sueca encontrarás un nuevo punto de interés ante la puerta del Nationalmuseum, en la península de Blasienholmen: una estructura de 12 m en forma de jaula en cuyo centro se recortan dos figuras que se abrazan e intentan romper los barrotes. Se llama Arch y es una de las obras más controvertidas del controvertido artista chino Ai Weiwei, conocido por su activismo social y su defensa de los derechos humanos.



Reivindicativo y muy crítico contra el régimen chino –llegó a estar varios meses recluido en su país y, en la actualidad, vive en Portugal–, Ai Weiwei mostró esta obra por vez primera para criticar el racismo y la crisis mundial de refugiados, dos problemas a los que, en los últimos años, se han sumado situaciones críticas derivadas de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Arch –que ya se mostró por última vez en 2017 en Nueva York– permanecerá en este emplazamiento durante un año, antes de ser trasladada a otro espacio de la ciudad. Una oportunidad para admirar esta escultura de acero inoxidable que, en palabras de Weiwei, intenta ser una advertencia y un recordatorio.
