Junto al océano transita esta ruta por A Coruña, una escapada con sabor atlántico en la que patrimonio, cultura e historia se sientan a disfrutar de la buena mesa. Recorremos los 10 puntos clave de la capital gallega en un paseo reposado y lujoso, como ella misma, un encuentro con el pasado en el que no faltan galerías, plazas, jardines, vanguardia y, especialmente, un delicioso barniz de amor al mar que lo impregna todo. Bienvenido a los rincones más icónicos de la Ciudad de Cristal.
1. Toda la historia en el castillo de San Antón
Empezamos la ruta en la ciudad vieja, donde se encuentran las antiguas murallas y el Castillo de San Antón, del siglo XVI. Esta fortaleza –también se usó como prisión y zona de cuarentena para aislar a los marineros enfermos– alberga ahora el Museo Arqueológico. Deja atrás el dique de Barrié de la Maza y los jardines de la Maestranza y, tras pasar el Museo Histórico Militar, entra en el Jardín de San Carlos, junto al Archivo del Reino de Galicia. Es un espacio romántico que guarda la tumba del General Moore y regala unas vistas excepcionales sobre la ciudad.
2. La magia de sus galerías acristaladas
Tras la iglesia de Santiago, a tu izquierda, hilvanando la Avenida Montoto y la de la Marina, encontrarás un catálogo de las galerías que han hecho de A Coruña la Ciudad de Cristal. De día, al atardecer, con o sin gente… la foto siempre será única (y obligada), sobre todo si tienes en cuenta que estas cristaleras se reservaban a la peor parte de la casa, en una ciudad que durante años vivió de espaldas al mar. Es el germen del modernismo adaptado a esta ciudad gallega y a su clima, una estética heredada del castillo de popa de los galeones españoles que, en la Marina, se rompe con la fachada del diente de oro.
3. Plaza de María Pita, el corazón de la ciudad
A la espalda de la Marina entra en la Plaza de María Pita, una de las postales más icónicas de la ciudad. Ha sido la plaza del Alesón, de la Libertad y del Derribo pero, desde 1877, el año de su diseño actual, recibe el nombre de María Pita –la heroína que mató al hermano de Francis Drake tras el asalto a la ciudad– y es el centro neurálgico de A Coruña. Disfruta este grandioso espacio de 10.000 m2 que alberga el Palacio Municipal (Ayuntamiento), una joya modernista inaugurada por Alfonso XIII en 1927 con cuatro estatuas que representan las provincias gallegas: A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra.
4. Dársena de la Marina, un océano de sensaciones
Bajando por la Plaza Parrote y el Paseo de la Dársena, tienes dos imágenes del ADN coruñés: el mar y las galerías. El puerto, uno de los mayores del país, es un espacio vivo, en el que la estatua de la Virgen del Carmen convive con ciclistas, paseantes y el trasiego de los barcos. Es un lugar excelente para tomarte un respiro y fundirte con los foráneos, un punto de inflexión entre la zona vieja y el ensanche que fusiona los dos grandes iconos coruñeses. Junto al puerto deportivo, los barcos turísticos y los de pescadores completan la estampa atlántica de una ciudad que vive volcada en el mar.
5. La vida que bulle en la Calle Real
Para el almuerzo, busca Riego de Agua –con el teatro Rosalía de Castro– y su continuación, la Calle Real, y sus paralelas: Florida, San Nicolás, Galera, Barrera y Franja. Cualquiera de los restaurantes de la zona es una buena opción, como A Mundiña, con buenos cortes de ternera y deliciosas croquetas de marisco, o NaDo, con excelente materia prima, incluidas propuestas con algas. Completa el festival gastro con un entramado que combina historia, naturaleza y arte. Son los Cantones, con el Obelisco –punto de referencia coruñés por excelencia– y las propuestas culturales de la Fundación Barrié.
6. Jardines de Méndez Núñez, un entorno verde y modernista
Siguiendo los Cantones, una vez pasado el Obelisco, encontrarás uno de los pulmones verdes de la ciudad –los Jardines de Méndez Núñez, los más antiguos de la ciudad, inaugurados en 1868– y un rectángulo de lujo flanqueado por la estatua de John Lennon y la del poeta Curros Enríquez, frente al Teatro Colón, además de otros monumentos en la rosaleda y el Paseo de las Palmeras. La antigua zona de La Pescadería es ahora un catálogo modernista encabezado por el Casino Atlántico, La Terraza y el Kiosco Alfonso, un lugar vivo que, a lo largo del año, acoge ferias del libro, artesanía o actuaciones.
7. Playa del Orzán, un arenal urbano y con carácter
Frente al campo de fútbol del Riazor comienza una sucesión de playas que se inicia con Riazor y continúa con Orzán y Matadero. La primera es un arenal con mucho encanto, más bien pequeño y muy urbano. Ya en la Avenida Pedro Barrié de la Maza, el Monumento a los Héroes del Orzán une la playa de este nombre con la anterior. Al igual que Riazor –y que todas las playas de la ciudad–, Orzán cuenta con bandera azul y es un paraíso de 800 metros de arena dorada perfecto para los amantes de los deportes náuticos, que termina en la Fuente de los Surfistas, con la playa de Matadero.
8. Domus-Casa del Hombre, un divertido paseo por tu yo interior
Para intercalar algo de arte entre tanta naturaleza estás en el sitio justo. Hablamos de Domus-Casa del Hombre que, junto a la Casa de las Ciencias y el Aquarium, forma los Museos Científicos Coruñeses y que tiene el honor de ser el primer museo interactivo del mundo dedicado íntegramente al ser humano. Si por fuera propone una arquitectura que engancha –la del japonés Arata Isozaki–, por dentro ofrece un interesante diálogo entre cultura y ciencia –experimentos con tu propia sombra, medir la velocidad de un penalti, juegos de neuronas…– y un lema: «Conócete a ti mismo como individuo y como especie».
9. Paseo Marítimo, los secretos de la vida del mar
El Paseo Marítimo ahora se transforma: los edificios desaparecen, la calzada se llena de ciclistas y runners y las farolas se visten con diseño modernista junto a las vías del antiguo tranvía. Para seguir con la onda didáctica del paseo que nos ha dejado la visita al Domus, entra en el Aquarium Finisterrae. La Casa de los Peces –como se le conoce por aquí– cuenta con más de 330 especies marinas y espacios con nombres tan sugerentes como la Sala de las Caricias o la Nautilus, un espacio sumergido en una piscina de 5 millones de litros de agua que recrea el gabinete del legendario Capitán Nemo.
10. Torre de Hércules, el vigía permanente
Seguro que ya llevas unos cuantos metros viéndola y deseando acercarte: es la Torre de Hércules, el faro romano más antiguo del mundo –construído a finales del siglo I o comienzos del II– y el único que sigue en funcionamiento. Su porte cuadrado se completa con un parque escultórico –aquí están las figuras de Ártabros, Breogán, Caronte…– y el mosaico de la Rosa de los Vientos. Para poner un broche final de lujo a esta ruta con una buena dosis de espiritualidad y belleza no tienes más que dejar pasar el tiempo: la imagen del atardecer sobre el Atlántico es única.
La imagen que abre el texto es Dársena de la Marina | EVG