La historia de Socuéllamos está ligada al vino desde el siglo XIII cuando, para repoblar la zona, Don Juan Osórez, Maestre de la Orden de Santiago, dictaminó que todo aquel que se instalase en la localidad y trabajara la vid estaría libre de pagar impuestos. Lo que comenzó siendo un incentivo se convirtió en una forma de vida y una pasión que se ha mantenido a lo largo de siglos. Enclavada en el extremo noreste de Ciudad Real, el extenso catálogo –pintura con vino, maridajes, talleres…– en torno al vino y su cultura de Socuéllamos lidera una oferta única en el corazón de La Mancha que vale la pena conocer.
1. Darte un baño de relax en su entorno natural


Toda la tranquilidad que te pueda evocar la imagen de un paisaje manchego la tienes concentrada en el término municipal de Socuéllamos, un paisaje donde termina (o empieza) la Cañada Real Conquense, uno de los tramos del GR 164. Si además de reposo quieres historia bucea en su pasado romano, acércate al paraje Molino de la Torre y cruza el puente romano sobre el Záncara, uno de los ríos que, junto al Córcoles, atraviesa el municipio. O haz un alto en cualquiera de los chozos, unas construcciones de piedra seca –sin argamasa– que daban cobijo a pastores trashumantes y viticultores.
2. Pasear por lo nuevo (y lo viejo) de su patrimonio urbano


El antiguo Ayuntamiento y la Casa de los Mendoza –ambos en la plaza de la Iglesia o del Coso– concentran la parte antigua de Socuéllamos. La Casa de los Mendoza era en realidad la Casa de la Encomienda –centro recaudador– de la Orden de Santiago en el pueblo, un edificio solariego que tuvo muchos propietarios –entre ellos, Antonio de Mendoza, virrey de México y Perú– y en cuya habitación de invitados se alojó la mismísima Santa Teresa de Jesús. Date una vuelta también por la Plaza de la Constitución, el centro neurálgico, que antaño fue la Plaza del Rosario y que albergó una cárcel.
3. Descubrir iglesias, ermitas y hasta un Mirage F-1


Junto a la Casa de la Encomienda, visita la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una señorial construcción de gótico tardío pero, si llegas en autobús, comienza por la Ermita de Nuestra Señora de Loreto –en lo que fue el antiguo cementerio– y su acompañante, un avión Mirage F-1 situado en la rotonda. La explicación es sencilla: tanto la localidad como el Ejército del Aire comparten patrona, una devoción a la que se suma un tercer componente, el vino, que, como casi todo en Socuéllamos, marca la agenda. Aquí se celebra la Fiesta de la Vendimia y, en sus jardines, se ofrece el primer mosto del año.
4. Disfrutar de fiesta en fiesta


El calendario festivo de Socuéllamos es uno de los más completos de la zona. En mayo destacan la fiesta de las Cruces –con altares que pueden verse todo el mes– y, el domingo más próximo al día 15, la romería de San Isidro, patrón de los agricultores, que festeja la llegada del verano. Pero son las celebraciones vinculadas al vino las que convocan más visitantes, tanto la Fiesta de la Vendimia, a primeros de septiembre, –con pisada de uva, concurso de catadores, ruta nocturna por los viñedos…– como Manchavino, una feria internacional del vino de La Mancha con actividades a lo largo del año.
5. Conocer sus museos con los cinco sentidos


Para adentrarte en la historia y la evolución del municipio, te recomendamos que te acerques al Centro de Arte Carmen Arias, un museo localista que combina lo arqueológico con lo etnográfico y lo artístico. Pero, para sentir el verdadero ADN de Socuéllamos, es imprescindible que visites el Museo Torre del Vino, un espacio ubicado en la antigua estación de tren que muestra todo el proceso vinícola y su entorno por medio de experiencias audiovisuales e interactivas. El afán lúdico y didáctico se completa con su torre de 10 pisos, un mirador de lujo desde el que contemplar el mar de viñedos a tus pies.
6. Aprenderlo todo sobre el vino


Ya que estás en el mayor viñedo del mundo, ¿qué tal visitar una de sus 12 bodegas? Las tienes para todos los gustos: de garage, ecológicas, centenarias… Desde Bodegas Cristo de la Vega –una de las más grandes de Europa, acostumbrada a producir vinos ganadores de importantes premios, como Bacchus 2023–, hasta Bodegas EHD o Finca El Refugio. Son solo tres ejemplos de las 19 bodegas incluidas en la Ruta del Vino de La Mancha: diez municipios y 600.000 hectáreas de viñedo que forman la gran bodega de Europa e invitan a zambullirte en un mar de viñas lleno de historia y sabor.
La foto que abre el texto es Museo Torre del Vino | Turismo de Ciudad Real