Hoy, 21 de junio, se celebra el solsticio de verano, es decir: la noche más corta del año, un acontecimiento único que se merece un escenario excepcional. Elegimos algunos de los mejores decorados del planeta para disfrutar, en riguroso directo, de toda la magia que se desprende en este momento irrepetible y gratuito.
1. Las luces doradas del Gran Cañón
Pocos paisajes concentran tal cantidad de matices dorados como el Gran Cañón del Colorado, en Arizona (EE UU), una cálida paleta cromática que recorre todos los matices del ocre, siena, marrón, tostado… y que puedes contemplar desde sus dos miradores estrella: Hopi Point o Yaki Point, menos concurrido.
2. La espiritualidad del Monte Fuji
Ya lo has visto impreso en billetes, en cuadros –su imagen inspiró, entre otros, a Hokusai en sus 36 vistas del Monte Fuji– y en todo tipo de merchandising; pero contemplar la perfecta silueta del Fuji, el gran icono de Japón, transmite una paz difícil de conseguir en otros puntos del país.
3. Madagascar, la tierra de los baobabs
Aunque para El Principito el baobab era una planta mala cuyas raíces destrozan todo, lo cierto es que es uno de los árboles más completos y venerados de África, protagonistas de una amplia literatura de historias pegadas a la tierra. En Menabe (Madagascar), la Avenida de los Baobabs regala postales de lujo cuando la luz del ocaso se funde con el tronco liso de estos gigantes vegetales.
4. Uluru, la gran montaña interactiva
En el centro de Australia, Ayers Rock es uno de los spots más sorprendentes del país. Sagrado para los anangu, en realidad el Monte Uluru –su nombre de guerra– no es una montaña, sino un monolito –piedra de una sola pieza– con propiedades mágicas: el sol, junto al polvo y el vapor de agua hace que sea ocre a primera hora del día y de un intenso color rojo al atardecer.
5. El Taj Mahal y la magia que vino de Oriente
La historia de amor que dio vida a esta construcción –el emperador mogol Shah Jahan la ordenó construir como homenaje a su esposa Arjumand Banu Begum (Mumtaz Mahal), muerta en 1654–, tiñe de melancolía este grandioso mausoleo de Agra (India), sobre todo cuando la luz del ocaso ilumina con tonos rosas y dorados los muros de mármol.
6. La hora bruja de Angkor Wat
El único problema que plantea el juego de luces en el complejo arqueológico de Angkor Wat (Camboya) es elegir entre la silueta de las torres reflejadas en el lago, que brinda el amanecer, o el intenso color oro, casi rojizo, que alcanzan sus muros al caer la tarde. Nos quedamos con este último, y con el momento mindulness que transmiten sus templos.