Lo bastante pequeña para verla en un fin de semana (aunque necesitarás muchas más visitas para digerir su belleza) y lo suficientemente repleta de historia, patrimonio y cultura para dejarte más que satisfecho. Si a esto le unes un punto canalla, pasión por la buena vida, una extensísima gastronomía que juega con lo clásico y lo nuevo, y un tapeo de altura (y gratuito) que aparece en cada esquina, esta urbe castellanoleonesa es tu cita segura para tu próxima escapada. En una primera aproximación a esta ciudad-joya, exploramos 7 rincones de lujo en el centro de León.
1. De la Basílica de San Isidoro, hasta los andares
Por uno u otro motivo, no hay ni un cm2 de esta Real Colegiata que no te vaya a sorprender. Su gran belleza está en el interior, concretamente, en el Panteón de los Reyes –conserva los restos de varios reyes leoneses–, con unos frescos de más de 1.000 años de antigüedad a los que muchos llaman la Capilla Sixtina del románico. Además, revisa las capillas, los altares, la portada, el museo y la arquitectura del edificio. Y la calefacción que, desde 2009, produce energía térmica a partir de biomasa.
2. Plaza Torres de Omaña, el triángulo de la buena vida
Cerca de la Plaza del Cid, en el corazón del Barrio Romántico –se llama así porque los jardines del Cid eran muy frecuentados por parejas–, la Plaza de Torres de Omaña es una de las primeras paradas para disfrutar de un aperitivo. El reducido tamaño de este triángulo concentra aún más la propuesta gastro, un catálogo viandas que puedes inaugurar con un buen caldo en la Taberna Pajarín y continuar con la cecina en El Nido, las mollejas de pollo de El Zorro, el picadillo de La Trébede…
3. Señoras y señores: La Catedral
Solo por ver esta joya gótica –inspirada en la Catedral de Reims– merecería la pena venir a León. Es la Catedral de Santa María de Regla, una elegante estructura levantada a mediados del siglo XIII en la que destacan sus tres fachadas repletas de esculturas y uno de los coros más antiguos de España, del siglo XV. Con todo, lo que la ha hecho mundialmente famosa son sus vidrieras, un conjunto armonioso y bien organizado que ilumina el interior con todo tipo de matices y le aporta un aire onírico.
4. Plaza San Martín, la capital del Barrio Húmedo
El Barrio Húmedo es el gran icono del tapeo y la vida nocturna leonesa y, la Plaza de San Martín, su capital. La que fuera Plaza de las Tiendas –el espacio comercial– es hoy una generosa terraza al aire libre donde confluyen fachadas legendarias –indispensable entrar en La Bicha, La Pintona…– con otras de nuevo cuño y tiendas gourmet, como La Cilla de Feito. Un festival de sabores y aromas donde saborear y comprar delicias como cecina, botillo y morcilla Matachana, para untar.
5. Calle Ancha, en el centro de todo
No puedes decir que has estado en León si no has recorrido los aproximadamente 300 metros de la Calle Ancha, la vía peatonal que discurre entre la Plaza de Santo Domingo y la de la Regla, con la Catedral y frontera natural entre el Barrio Romántico y el Húmedo. Construida sobre la antigua vía romana de la ciudad, está plagada de edificios señoriales y comercios históricos, muchos centenarios, como la esquina del pub Ginger o el artesonado de madera en el techo de la farmacia Merino.
6. Casa Botines, una joya de Gaudí fuera de Cataluña
En pleno ensanche leonés, junto al Palacio de los Guzmanes y la Plaza de Santo Domingo, la Casa Botines es ya un emblema de León. Enmarcado en el periodo neogótico de Gaudí, el arquitecto añadió su sello modernista para rematar este edificio lleno de luz y armonía, que comenzó siendo vivienda y almacén de tejidos y albergó la Caja de Ahorros. En su interior, el Museo Gaudí Casa Botines –habitual en las listas de mejores museos de Europa–, te contará todo sobre el maestro.
7. Restaurante Delirios, la vanguardia gastro de León
Cuesta competir en un lugar como León, con tanto y tan buen producto –en 2018 fue Capital Española de la Gastronomía–, pero la clave no es vencer, sino convencer. Eso pensaron en Delirios, uno de nuestros favoritos por su acierto en fusionar ingredientes tradicionales y elaboraciones de vanguardia. Y por jugar. El espacio –céntrico y con estética post industrial–, cuenta con 1 Sol Repsol por platos como milhojas de bacalao, maxibón de foie con pan de semillas o pizza frita de pastrami de solomillo, tomate y albahaca, entre otros. Su debilidad: los garbanzos y el cochinillo, que nunca faltan.
La imagen que abre el texto es Catedral de León | EVG