Después de tres años de cierre a causa del coronavirus, China reabre sus fronteras al turismo, un negocio que, en 2019, le reportó más de un cuarto de billón de dólares. Terminada la estricta política de cero covid, el gran gigante asiático convoca al planeta para pasear y descubrir su oferta. Desde este mes, no solo se elimina la cuarentena para entrar al país, sino que destinos premium, como Hong Kong, organizan concursos –Hello Hong Kong– que regalan billetes de avión, descuentos en restaurantes y museos…, con los que atraer y fidelizar a los turistas.
Se abre la veda para explorar uno de los países más peculiares del mapa y uno de los pocos que combina ancestrales tradiciones y tecnologías de última generación de la forma más natural. Celebramos la vuelta a China con una ruta por 5 de sus ciudades más interesantes.
1. Beijing, abierto al mundo

Lo moderno, lo antiguo, lo religioso, lo prohibido… Con tres milenios a sus espaldas y un futuro avalado por su poder económico, la inmensa capital de China –más de 16.000 km2– es un pequeño país repleto de todo. Imposible ver Beijing en una escapada pero, para aproximarte a su esencia, algunas visitas imprescindibles son la Plaza de Tian’anmen y la Ciudad Prohibida, tramos de la Gran Muralla y el Templo del Cielo. Además, date una vuelta por el Mercado de la Seda y el de Wangfujing –nocturno–, y pásate por algún hutong, los callejones del casco antiguo.
2. Shenzhen, un rincón muy desconocido

Verde y muy bien comunicada, Shenzhen suele ser una parada estratégica para los viajeros que siguen a Hong Kong, pero esta ciudad del sur del país se merece una parada por sí misma. Xianhu Botanical Garden –una especie de parque temático natural con zonas de bonsáis, bosques de bambú y plantas del desierto– y Splendid China –un parque en miniatura que reproduce los guerreros de Xi’an y la Plaza de la Paz Celestial de Beijing en tamaño mini– son dos de las atracciones más interesantes. Junto a ellas, playas tropicales, una animada vida nocturna y una excelente gastronomía completan una oferta redonda.
3. Macao, la nostalgia que vino de Portugal

Es la ciudad más densamente poblada del planeta, pero cuando caminas por las callejuelas de Macao, en el sureste chino, este dato apenas llama la atención y tus células trabajan a destajo para entender este enclave tan peculiar que funde dos esencias: la china y la portuguesa –muchos carteles aparecen en ambos idiomas–. Con más de cuatro siglos lusos en su ADN, aquí puedes comer bacalhau antes de visitar iglesias barrocas, como la de San Pablo. O, si tienes el día oriental, mientras te asomas a la bahía de Hong Kong.
4. Shanghai, el skyline más luminoso

Moderna y, a veces, excesiva, Shanghai es la menos tradicional de nuestras cinco propuestas, pero eso no quita para que el Bund –un enorme bulevar que transcurre junto al río Huangpu– se llene cada mañana de gente practicando tai chi. Aún así, los rascacielos son uno de los grandes atractivos de esta mega ciudad, amante de la arquitectura de vanguardia y de la buena vida. Su bahía acoge la Shanghai Tower y sus 632 metros que se elevan sobre Pudong, el barrio financiero de la ciudad, y que la convierten en el segundo edificio más alto del mundo.
5. Hong Kong, la bahía que mira al futuro

Uno de los principales motores económicos del país es esta antigua colonia británica, de apenas 1.000 km2, y con el concepto de exceso metido en su ADN. En Hong Kong puedes subirte a las escaleras mecánicas más largas del mundo –800 metros que se suben en 20 minutos, en Hong Kong Island–, pasear por la Avenue of Stars –el equivalente al Paseo de la Fama de Hollywood y disfrutar con el Symphony of Lights, el espectáculo que, cada noche, ilumina el skyline con láseres. Y, si prefieres cambiar el bosque de rascacielos por un poco de conexión natural, acércate al Edward Youde Aviary de Hong Kong Island o relájate en la isla de Lantau.
La imagen que abre el texto es La Gran Muralla. Beijing | OMT.