¿Qué harías con un día extra? 29 de febrero, la jornada de los eternos olvidados

¿Cuántas veces has dicho eso de ‘¡ojalá tuviera un día más!’ en medio de una escapada? Pues este mes lo tienes porque 2024 es bisiesto lo que significa que, el próximo jueves, será 29 de febrero. Este día extra es una oportunidad que solo se da cada cuatro años y con la que puedes explorar todos esos enclaves segundones que no acaban de encajar en tus planes, los injustamente excluidos de las rutas convencionales, los que permanecen a la sombra de otros destinos turísticos más potentes pero que merecen ser recorridos. ¿Qué harías con un día extra? 29 de febrero, la jornada de los eternos olvidados.

1. Gante, a 35 minutos de Bruselas

Eclipsada por la omnipresente Brujas –un enclave masificado que unos ratos resulta agobiante y otros, un bonito photocall–, Gante es una de las mejores opciones si disfrutas de un día más en la capital belga. Aquí tienes el único castillo medieval de toda Flandes –Gravesteen, el Castillo de los Condes–, la Catedral de San Bavón –con pinturas de Van Eyck–, el Ayuntamiento, el Campanario… Todo está concentrado en un vibrante centro histórico muy bien cuidado. En cualquier caso, reserva tiempo para relajarte y ver pasar la vida sentado en el Graslei (Muelle de las Especias) y disfruta el extraordinario sentido del humor de este enclave, que en su página de turismo, recomienda no venir… solo un día.

2. Pompeya, a 35 minutos de Nápoles

La importancia de Pompeya (26 km al sur de Nápoles) radica en que muestran la vida cotidiana y la arquitectura civil de la época. Es imposible verla en un día –tiene 44 ha–, así que selecciona lo básico. En la plaza del Foro está la Casa del Algodón –donde recogían orín para tratar pieles y tintes– y el Macellum o mercado. En la parte antigua está la Casa del Fauno y la de los Vetti y, en la Vía de la Abundancia, una muestra de urbanismo romano, que usaba piedras blancas para reflectar de noche y losas en medio de la vía para moderar la velocidad de los carros. Además, visita el Anfiteatro –el mejor conservado del mundo romano– y el Lupanar, el prostíbulo reservado a la clase popular.

3. Malmö, a 40 minutos de Copenhague

La inauguración del puente de Øresund, en 2000, supuso un punto de inflexión en la relación entre Malmö, en el sur de Suecia, y Copenhague, la capital de Dinamarca. El buen rollo entre ambos enclaves es evidente –algo poco frecuente en países vecinos–, tanto, que la ciudad danesa incluye a la sueca entre sus excursiones recomendadas. Pero, ¿por qué ir a Malmö si tienes un día más en Copenhague? Además de porque es más barato –algo a tener en cuenta en una ciudad donde una cerveza no baja de los 7 €–, para saltar a otro país y descubrir rincones muy disfrutones, como la playa de Ribersborg, el Turning Torso de Calatrava, el castillo de Malmöhus, la Farmacia del León, el Kungsparken…

4. Estoril, a 45 minutos de Lisboa

Para llegar a Estoril, salva los 25 km que la separan de Lisboa con un tren que sale de la estación de Cais do Sodré. Te encantará esta preciosa ciudad playera y refinada, salpicada de palacetes, que concentra gran parte del lujo del país y cuyos ilustres veraneantes convirtieron en refugio de espías en la II Guerra Mundial. Puedes ver el escenario donde se rodó una entrega de la serie 007 –en el Hotel Palacio Estoril, de la mano del escritor Ian Fleming, que residía en la localidad– y acercarte a la Pastelaria Garrett para saborear un claudinho, el mismo que tomaba Don Juan de Borbón, uno de sus clientes. Y, por supuesto, hacerte un selfie ante la fachada del Casino, el mayor de Europa.

5. Bratislava, a 50 minutos de Viena

No es fácil abrirse un hueco entre dos pesos pesados del turismo como Viena y Budapest, pero Bratislava, la capital de Eslovaquia, ha conseguido entrar en la escena turística a golpe de naturalidad. Además de una ubicación de lujo –en medio del cauce del Danubio y pegada a los Pequeños Cárpatos–, su oferta se centra en un completo catálogo patrimonial, con puntos como el Castillo, el Teatro Nacional, la Plaza del Ayuntamiento y el Palacio Grassalkovich, entre otros. Además, una simpática ruta de estatuas a tamaño natural, que recorren la ciudad, y entre las que destaca Cumil, el obrero que se asoma desde una alcantarilla y que está protegido con una señal de man at work.

6. Oxford, a 60 minutos de Londres

Seguramente, si vienes a Reino Unido tu destino de llegada sea Londres pero, ya que estás en la city con un día extra para disfrutar, ¿qué tal acercarte a Oxford? El viaje de ida y vuelta te llevará unas 2 horas pero, a cambio, podrás pasear por la primera ciudad universitaria de Inglaterra, eterna rival de Cambridge. Recorrer la Ciudad de las Agujas de Ensueño es un lujo para los sentidos, una ruta señorial en la que su arquitectura –no te pierdas el Magdalen College y el Museo Pitt Rivers– se alterna con jardines y pubs, con el universo Harry Potter –aquí se rodó parte de la saga– y el Castillo, con la Cámara Radcliffe y la Biblioteca Bodleiana, uno de los epicentros mundiales del saber.

La imagen que abre el texto es Graslei. Gante | Carmen R. Pinos