Tantas veces lo has visto en tu imaginario o incluso lo has dicho, que lo primero que piensas al llegar a este territorio del norte leonés, Parque Natural y Reserva de la Biosfera, es “¡existe!”. Y sí, la comarca de Babia, no solo es real, sino uno de los escenarios más idílicos y sorprendentes del norte peninsular. Aquí tienes lagunas de cuento –no te pierdas Los Verdes–, paisajes de alta montaña entre valles de pasado trashumante, gastronomía única, una lengua autóctona –el pachuezu– y magistrales muestras de street art, y todo bajo unos de los cielos más limpios de la península, declarados Parque Estelar, y el nacimiento en directo del río Sil. Exploramos este territorio con 10 recorridos únicos para estar en Babia.
1. Villafeliz de Babia, el punto de partida
No se nos ocurre un lugar mejor para empezar este idílico itinerario que Villafeliz de Babia, uno de los 28 pueblos que componen esta zona, que discurre entre Asturias y las comarcas leonesas de Luna, Omaña y Laciana. Al fin de su carretera –que corre paralela al curso del río Luna– tienes un paisaje de hierba que, en verano, se mantiene verde, lo que la convirtió en uno de los pastos más solicitados por la Mesta. Aquí encontrarás un solicitadísimo coto de trucha y la ermita de Pruneda –inicio de esta ruta, que termina en la ermita de Carrasconte–, que servía de división entre Babia y Luna.
2. San Emiliano, en la cima de todo
San Emiliano es la capital de la Babia baja –la otra parte de la comarca, la alta, tiene la alcaldía en Cabrillanes– y una de las localidades más pobladas. Aquí está la sede de la Asociación Nacional de Ganado Equino Hispano-Bretón –cruce de yegua española y semental de tiro francés–, esos robustos caballos color canela
que verás pastando libremente y que suelen destinarse a alimentación. El macizo de Peña Ubiña vigila todo el valle de San Emiliano, incluidos los cientos de cigüeñas que anidan en la zona. Para verlas crecer en directo, como si de un reality se tratara, sube al Mirador de las Cigüeñas, el lugar perfecto para fotografiar sus nidos.
3. Torrebarrio y sus peculiares señales de tráfico
Regresamos por la LE-481 para visitar Torrebarrio, el pueblo más grande y poblado de la Babia baja. Este es, además, tu punto de partida si quieres subir al Pico Ubiña, el punto más alto de León, a 2.417 metros. Aprovecha para fotografiar una señal de peligro, gallinas y también la que para muchos es la iglesia más bella de la comarca: dedicada a San Claudio y con una campana de línea romana ubicada en lo que se cree que era un antiguo castillo medieval.
4. Torrestío, el último pueblo de la provincia
Torrestío, es el pueblo más asturiano de León. Aquí encontrarás las paneras –una especie de hórreo para guardar el grano–, un extraordinario paisaje lleno de bucólicos valles atravesados por el río Valverde y la espectacular Cascada de la Foz, que nace en la Fuente de la Salud y se despeña por la vertiente opuesta del río. Para el almuerzo, toma aire porque la hora de la comida es un contundente homenaje al paladar. Lo típico es caldereta o entrecot de potro, que puedes acompañar con trucha o setas –los cotos están regulados y se sacan a subasta–. De postre, tarta babiana: una especie de flan con pan y mantequilla.
5. Los cielos de La Cueta y el río Sil
¿Sabías que el cielo de Babia esta declarado Parque Estelar? La Cueta es uno de los puntos desde donde se realizan las rutas de avistamiento de estrellas, con salidas que se anuncian en las casas rurales y suelen concentrarse en los meses de verano aunque, fuera de temporada, también es un buen momento para relajarte en estos cielos libres de contaminación lumínica. La limpieza estelar tiene explicación: estás en el pueblo más alto de León. Aquí encontrarás el nacimiento del Sil y la iglesia parroquial de San Mateo, así que apaga el móvil y regálate un relajante paseo entre el murmullo del agua y los caballos paciendo.
6. Laguna de las Verdes y las flores de alta montaña
Tras un contundente desayuno en el que no puede faltar la mantequilla de pasto calizo –autóctona de la zona con un extraordinario sabor– o las galletas babianas –con harina de boletus–, ponemos rumbo a la Laguna de las Verdes, un espacio de origen glaciar que se llena de vegetación en los meses más cálidos. La floración de los escaramujos, piornos, geranios silvestres –que solo crecen a partir de 1.500 metros–, la saxifraga babiana o la chancapiedra –con la que se preparan infusiones medicinales– es un espectáculo de alta montaña.
7. La Laguna Grande o cómo ‘estar en Babia’
Uno de los secretos mejor guardados de la zona es la Laguna Grande, en Lago de Babia. El espacio, rebosante de vida –prepárate para fotografiar libélulas y ranitas y, con suerte, zorros y rebecos–, te reconcilia con el mundo y explica la expresión de “estar en Babia”, aquella frase que les decían a los pastores cuando se quedaban ensimismados, añorando estas tierras en las que pasaban gran parte del año. El dicho también se atribuye a los Reyes de León, que cazaban en estas tierras y que, cuando estaban en palacio y no querían recibir a alguien, ordenaban a sus criados «dile que estoy en Babia». En cualquier caso, es espectacular.
8. Torre de Babia, un paseo por la historia
Muy cerca, en Torre de Babia, entramos en el Museo Etnográfico y de la Trashumancia (Tel: 608 70 27 02), un espacio que reproduce cómo se vivía en la zona hace 50 años a través de unas 3.200 piezas, entre las que destacan dedales, gafas, esquíes de madera, ruecas, polainas de cuero… El mundo de la trashumancia tiene aquí un lugar especial, con una colección de carlancas –el collar de pinchos con el que se protegía a los mastines del ataque de los lobos– y un chozuelo, una especie de tienda de campaña que usaban los pastores, que transportaban entre dos, pero en la que solo dormía uno, porque el otro debía vigilar el ganado.
9. Huergas de Babia y el ‘street art’
Para ver en directo la obra del pintor, muralista y diseñador gráfico Manuel Sierra no hace falta ir a un museo. La propuesta de Lolo, como le llaman, llena de corazones, barcos y plantas las paredes del colegio de Huergas de Babia en una obra en la que han colaborado todos los alumnos del centro. Si te suena este estilo naif y vitalista estás en lo cierto: Sierra también firma los carteles de la Asociación Estás en Babia, desplegados por toda la comarca, un mural en las calles de Lago de Babia, etiquetas de vino de la zona…
10. Palacio de Quiñones y la vida en directo
Para saber aún más de la zona, nos acercamos al Palacio de los Quiñones, en Riolago de Babia, sede de la Casa del Parque Natural de Babia y Luna. Además de su arquitectura –se trata de una construcción renacentista del siglo XVI– y de su cuidado jardín exterior, rodeado por una muralla, sin duda lo importante de la que fuera residencia de esta importante familia leonesa, está en el interior. Aquí hablarás en pachuezu –para abrir boca, toma nota: una ugüecha es una oveja y un tsobu, un lobo–, una variedad del asturleonés, y conocerás historias de lobos, ovejas merinas y el carea leonés, el perro pastor, una especie de mando a distancia animal experto en agrupar el ganado.