Un museo, cuatro localidades, cinco sedes y el mayor derroche de arte que puedas imaginar. Pon a punto tu capacidad de asombro porque la vas a necesitar toda para digerir la sobredosis renacentista que esconde este rincón de Palencia. Es el Museo Territorial Campos del Renacimiento, un único espacio expositivo repartido entre Becerril de Campos, Paredes de Nava, Cisneros –con dos sedes– y Fuentes de Nava, que aglutinan lo mejor de cada casa en lo que a renacimiento se refiere.
Gestionado por la Fundación Las Edades del Hombre, el Museo es, desde 2021, un faro que explica el revulsivo histórico, artístico y social que supuso la llegada del renacimiento en la primera mitad del siglo XVI y una propuesta para descubrir esta nueva forma de humanizar el arte y la fe en el mismo espacio geográfico donde se gestó. Y es también una forma diferente y completa de recorrer un rincón (todavía) apartado del turismo convencional a través de una ruta de unos 50 km en plena Tierra de Campos.
1. Santa María, la joya renacentista de Becerril de Campos
Santa María es una de las siete iglesias que llegó a tener Becerril de Campos, una rareza arquitectónica con una sorprendente entrada que, tras años en desuso –en el pueblo aprovechaban las columnas jónicas para tender la ropa– recuperó su esplendor con una meteórica carrera. Tras convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC) y museo en 1973 es, desde 2021, una de las flamantes sedes de Campos del Renacimiento. Su discurso expositivo, Tierra de María, gira en torno a la Virgen y agrupa un relato sólido y bellísimo capitaneado por el escultor Alejo de Vahía.
Del taller de este artista europeo que trabajó en Becerril de Campos salieron muchas de las obras de esta sede, como el Padre Eterno o el Arcángel San Miguel. Junto a ellas, las obras de otros dos grandes –Juan de Juni y Francisco Giralte– comparten protagonismo con las espléndidas pinturas de Pedro Berruguete, como las mediáticas La Adoración de los Reyes Magos y El Nacimiento de Cristo, que fueron imagen de sendos billetes de la Lotería Nacional. Si crees que la magia ha terminado, antes de salir mira al techo, porque el sotocoro alberga un extraordinario alfarje de madera policromada.
2. Santa Eulalia, en Paredes de Nava, el gran feudo de los Berruguete
A 8 kilómetros de Becerril, la segunda sede de nuestra ruta –Paredes de Nava– es uno de los municipios más importantes de la provincia, tanto por el número de habitantes –fue el más poblado hasta mediados del siglo XX– como por ser el lugar de nacimiento de Pedro y Alonso Berruguete y del poeta Jorge Manrique. Aquí se encuentra la iglesia de Santa Eulalia, una joya gótica del siglo XVI, con su torre restaurada para este proyecto, que invita a un recorrido expositivo con el nombre Cristo y su Iglesia, y que cuenta con una importante colección de orfebrería y vestimentas litúrgicas.
Lo primero que atrapará tu atención es el espléndido Retablo Mayor, con las pinturas del Rey David, el Rey Salomón y el Rey Ezequías, firmadas por Pedro Berruguete. De su genio nacen también otras pinturas sobre tabla, como la serie de los Evangelistas y dos que reflejan la vida de Santa Elena. Además, el órgano –obra de Tadeo Ortega, de 1780– y esculturas tan magistrales como el Abrazo de San Joaquín y Santa Ana –de Alejo de Vahía–, la perfección de los ropajes y el rostro de la Virgen con el Niño –de Alonso Berruguete– y el Ecce Homo de Martínez Montañés y su realismo barroco.
3. San Pedro, en Cisneros, y la historia de un gran retablo
No nació aquí –aunque su familia sí provenía de esta localidad palentina–, pero la figura del Cardenal Cisneros, el hombre que llegó a gobernar la Corona de Castilla en dos ocasiones, está ligada a Cisneros –a 17 km de Paredes de Nava– y a la iglesia de San Pedro, una clase magistral de historia de la arquitectura y tercera parada de nuestra ruta. Fiel al nombre de su propuesta expositiva –Nuestra Iglesia–, conserva un buen número de valiosos documentos eclesiásticos y perfectamente conservados como la Concordia entre las cuatro parroquias de Cisneros, de 1386.
Pero lo más impactante de San Pedro son los sepulcros góticos –del siglo XIII, labrados en piedra calcárea y con restos de policromía– y el extraordinario Retablo Mayor, una obra firmada por Francisco Giralte, discípulo de Alonso Berruguete, presidido por San Pedro en cátedra. También impactante es la antigua puerta de acceso –otra obra de Giralte, esta vez, realizada en madera de nogal– y tres vírgenes de diferentes épocas: Nuestra Señora de Villafilar –una talla anónima del siglo XII que, probablemente estuviese con el Niño– y la representación de la Virgen con el Niño de Giralte y de Juan de Valmaseda.
4. San Facundo y San Primitivo, en Cisneros: no olvides mirar arriba
La segunda sede de este enclave –el único del museo territorial Campos del Renacimiento que cuenta con dos espacios expositivos– es la iglesia de San Facundo y San Primitivo, levantada en el siglo XVI y catalogada como Monumento Artístico desde 1945. El exterior –una torre y una fachada de ladrillo abrazadas casi por completo por un pórtico– no anticipa la impresionante belleza que te vas a encontrar nada más franquear este templo: una magnífica cubierta de madera que recorre casi todo el edificio y que es una de las techumbres más espectaculares de nuestro territorio.
Esta, firmada por Juan Carpeil, realiza un fino trabajo de artesonado mudéjar que alterna policromías con maderas desnudas, especialmente en el Presbiterio y la Capilla de la Virgen del Castillo. Junto a sus espectaculares techos, reserva espacio para admirar el Retablo Mayor, una obra realizada en el siglo XVI que alterna esculturas –muy interesantes la de Santa Ana y la Virgen con el Niño– y pinturas sobre tabla que representan a numerosos profetas, así como escenas de la vida de Cristo, estas últimas, atribuidas al Maestro de los Santos Juanes, un artista con influencias de Berruguete.
5. Santa María, en Fuentes de Nava, y el arte de los techos mudéjares
Si los artesonados mudéjares de Cisneros te han impresionado, saber cómo se ejecutaban te dejará sin palabras. Puedes descubrirlo en la iglesia de Santa María de Fuentes de Nava –a poco más de 25 km de Cisneros–, última parada de nuestra ruta. Aquí, en su centro de interpretación, te contarán todo sobre este arte geométrico que se realizaba encajando las piezas, como un puzzle, y que no precisaba pegamentos ni clavos. Esta compleja sucesión de elementos repetitivos, como fractales, se completaba a veces con pintura, creando joyas como este artesonado mudéjar policromado de Santa María.
Además de los techos, también te llamará a atención el recargado Retablo Mayor, una joya barroca realizada por los riosecanos Antonio Manuel Ordóñez y Tomás de Sierra, con imágenes de diferentes apóstoles y protagonizada por una escultura magistral: la Asunción de María, realizada por Alejo de Vahía hacia 1505. El órgano barroco realizado también por Tadeo Ortega a finales del siglo XVIII –con dos teclados de 53 notas cda uno y en perfecto estado de uso– completa esta oferta expositiva, un recorrido lujoso y exhaustivo por el legado renacentista en tierras palentinas.
- El recorrido está pensado para realizarse por completo, pero puedes elegir una sede (6 €), dos (10 €) o las cinco (15 €) que componen el Museo
- Las entradas incluyen audioguía
- En horario de invierno (de octubre a marzo) las sedes abren de jueves a domingo, de 10:30 h a 14:00 h y de 15:30 h a 18:30 h
- Existen visitas guiadas y reducciones en el precio de las entradas
- La mayoría de las sedes son accesibles
Virgen con el Niño. Alonso Berruguete. 1525-1530. Madera policromada. Paredes de Nava_iglesia de Santa Eulalia | EVG
La imagen que abre el texto es Evangelistas. Pedro Berruguete. Iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava | EVG