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Campo de Belchite: 7 visitas en tiempo de paz


En la ribera del Ebro, al sur de la capital, Campo de Belchite es una comarca que agrupa quince municipios en el centro de la provincia de Zaragoza, una tierra de clima extremo y árido a la que la aceituna se ha adaptado muy bien y ha hecho que, en cada casa, haya olivas de agua (de mesa) y de aceite. Y se haya convertido en una seña de identidad, con el D.O. Bajo Aragón. Las otras claves para entender su ADN las encontramos en dos convulsos paisajes de este rincón zaragozano: los que cinceló la Guerra Civil, en Belchite, y los imaginados por Goya, en Fuendetodos. Recorremos algunos spots imprescindibles para entender la historia y la realidad de estos extraordinarios escenarios.

1. El legado romano de Almonacid de la Cuba

Presa romana | EVG

Almonacid de la Cuba es el mejor punto de partida para adentrarnos en Campo de Belchite. Y la primera sorpresa, ya que aquí se encuentra la presa romana sobre el río Aguasvivas, una obra del siglo I perfectamente conservada que, con sus 34 metros, es la más alta de España y fue una de las más altas del Imperio.

Molino harinero | EVG

La primera clase de etnografía en directo la tienes en una casa rural construida en torno a la presa, que usaba la fuerza del agua para su molino harinero. Molino Alto son tres alojamientos con capacidad para 12 personas y unos desayunos –rosquillas caseras, mermelada de higos, queso de Letux…– que te reconcilian con el universo.

2. El impactante Pueblo Viejo de Belchite

Pueblo Viejo de Belchite | EVG

Coge fuerzas, porque la primera visita de la zona, la que da nombre a la comarca, es impactante. Impresiona hacerte un selfie con el carlista que espera en la puerta, pero franquear el Arco de la Villa que da entrada al Pueblo Viejo de Belchite te deja sin habla. Tras un breve espacio dedicado a la historia y la paz, con paneles explicativos, recorrerás un cementerio arquitectónico con muros agujereados y paredes desnudas. Aquí se vivió uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil, una ofensiva menor, diseñada como paso previo para recuperar Zaragoza, que terminó con más de 6.000 muertos, muchos de ellos civiles.

Pueblo Viejo de Belchite | EVG

El silencio es total mientras la guía desgrana la historia de la Torre del Reloj y muestra la posición del francotirador de la calle Mayor, que forzó a la gente a agujerear las viviendas para poder desplazarse entre ellas. Franco obligó a los supervivientes a retomar la vida en el pueblo nuevo y mantuvo el viejo como un ejemplificante museo de los horrores. De noche, el escenario cambia la historia por los fenómenos paranormales y el guión se llena de las apariciones que, según el televisivo Iker Jiménez, han sucedido en este recinto. Las siluetas de las ruinas también inspiraron a muchos cineastas, que rodaron aquí desde Las Aventuras del Barón de Munchausen hasta ¡Ay, Carmela! o El Laberinto del Fauno. Para tener una idea global de este espacio te recomendamos ambas visitas.

3. A vista de pájaro en El Planerón

El Planerón | EVG

Si estás admirando a lo lejos unos montes con tonos rosados no dudes en acercarte, porque estas ondulaciones esteparias tienen mucha vida interior. Se trata de la Reserva Ornitológica El Planerón, un paisaje especialmente árido pero que se convierte en un auténtico paraíso para especies como el sisón, el alcaraván y la ganga. Incluso aves como la alondra de Dupont, que en España solo vive en tres sitios, lo ha elegido como residencia casi exclusiva en todo el planeta.

El Planerón | EVG

Encontrarás esta especie de desierto ibérico a 15 km de Belchite, un extraordinario territorio de más de 700 hectáreas que pertenecen a la SEO (Sociedad Española de Ornitología) y que atraen a numerosos investigadores y amantes de los pájaros de muchos rincones del mundo. La visita de estas estepas de Belchite es libre, aunque te aconsejamos completarla con el Refugio de Fauna Silvestre de La Lomaza –también protegido– y dejarte guiar por el Centro de Interpretación de las Estepas del Valle del Ebro.

4. Fuendetodos, el buque insignia de Goya

Casa Natal de Goya | EVG

A 15 minutos de Belchite por la A-220 te espera otra joya: Fuendetodos, la localidad donde nació Don Francisco de Goya y Lucientes, un pequeño enclave de apenas 180 habitantes que se convierte en un homenaje permanente al pintor, con espacios como el Horno Goyesco –una panadería que elabora, entre otras delicias, tarta y torta goyesca–, el Mesón de la Maja de Goya, la plaza de Goya, la calle, la fuente… Como te puedes imaginar, todo aquí orbita en torno a la imagen del genio maño.

Museo del Grabado | EVG

Aparte de recorrer todo el entorno, las visitas imprescindibles son la Casa Natal donde nació, según reza el cartel, «para honor de la patria y asombro del arte el insigne pintor», una antigua casa de labradores restaurada –fue destruida y saqueada en la Guerra Civil–, aunque con los enseres originales. Y el Museo del Grabado, el arte que Goya consideraba una distracción de convaleciente y una forma de aprenderlo todo sobre su admirado Velázquez y con la que consiguió obras de arte como sus Caprichos y Disparates. La visita se completa con las exposiciones tempirales de la Sala Zuloaga.

5. Neveros, trincheras y nidos de ametralladora

Nevero Culroya, en Fuendetodos | EVG

Junto a la faceta artística de Fuendetodos, reserva tiempo para explorar sus joyas naturales y su patrimonio etnográfico e histórico. Fuendeverde es un espacio que te muestra mucho y bueno, desde la fauna de la zona hasta la Fuente Vieja –que dio nombre a la localidad– o la importancia de los neveros: los pozos excavados en el suelo y con una cúpula en los que se obtenía hielo. Uno de los más grandes y mejor conservados –el nevero Culroya, del siglo XVIII– es visitable.

Ruta de las Huellas de la Guerra Civil | EVG

Organizan también talleres –de astronomía, grabado calcográfico…– y rutas de todo tipo, tanto para descubrir rapaces o aves esteparias, como para entender las energías renovables o seguir los pasos de Goya. Una de las más demandadas es Huellas de la Guerra Civil, un recorrido que rastrea el espacio comprendido entre Fuendetodos y las afueras de Belchite, un paisaje con antiguos campos de refugiados, un puñado de trincheras, búnkeres y nidos de ametralladora, algunos de gran importancia histórica, como el Mojón del Lobo –del bando republicano, por donde pasó la Pasionaria– y la Paridera del Saso, del franquista.

6. El oro líquido de Belchite

Molino Alfonso | EVG

El aceite de la D.O. Bajo Aragón es, junto con el vino, un básico de la zona, tanto en calidad como en cantidad, y cuenta con algunas almazaras –como Molino Alfonso–, incluso centenarias. Ésta, además, ofrece numerosas actividades de oleoturismo, desde catas de empeltre y arbequina hasta visitas guiadas por las instalaciones para descubrir el proceso, pasando por rutas a pie entre los olivos centenarios para ver los trabajos de recolección.

Molino Alfonso | EVG

Toda esta cultura que gira alrededor de este aceite de oliva virgen extra del Bajo Aragón se materializa en una tienda propia donde comprar casi todo lo que puedas imaginar en el universo aceite, comenzando por el primera cosecha y el virgen extra –comercializado en lata– y continuando por los condimentados –con trufa, albahaca, guindilla…– y las aceitunas y patés. Dentro de la oferta cosmética, puedes elegir jabón de manos, cacao de labios, crema corporal…

7. Plenas y Belchite, las iglesias de la memoria

Ermita de Nuestra Señora del Carrascal | EVG

Para terminar, reserva tiempo y disfruta con dos visitas que unen historia y patrimonio. La primera, la ermita de Nuestra Señora del Carrascal, en Plenas –aquí nació Manuela Sancho, una de las heroínas frente a las tropas francesas–, está situada en el valle que ha abierto el río Santa María, afluente del Aguasvivas. Lugar de cultos ancestrales y apariciones –algunos consideran la zona como bosque sagrado– te gustará el complejo de edificios medievales pero, especialmente, su ubicación: en medio de campos de almendros y con espectaculares vistas, a 800 metros de altura.

Ermita y antiguo hospital de la Virgen del Pueyo | EVG

La segunda, la ermita y antiguo hospital de la Virgen del Pueyo, es un conjunto de edificios situados a las afueras de Belchite, cuya construcción se remonta al siglo XIII. Edificado sobre el antiguo asentamiento romano de Belia, te impactará el eclecticismo de estilos –tiene una ermita barroca, un claustro renacentista y una torre mudéjar–, pero también de usos, ya que se convirtió en hospital durante la Guerra Civil: aún pueden verse los dibujos de los enfermos de ambos bandos en las paredes, celebrando la victoria o despidiéndose de sus familiares.

La imagen que abre el texto es Iglesia de San Martín de Tours, en Pueblo Viejo de Belchite | EVG

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