Con 15,5 millones de visitantes al año en 2024, frente a una población que no alcanza los 2 millones, Barcelona es una de las ciudades que más sufre el turismo de masas. Para blindarse contra los daños colaterales, en estos días se ha aprobado una significativa subida de tasas que, en los hoteles de lujo, alcanzará los 14 € por persona y noche. Aún así, la capital catalana sigue siendo una de las ciudad más bellas y fotografiadas del mundo, tanto, que se impone cambiar las reglas visuales y disfrutarla desde nuevos encuadres. Estos son algunos de nuestros favoritos.
1. Park Güell

Si ya te has hecho un selfie junto al dragón y la serpiente, ascendido la escalinata, paseado junto a las columnas de la sala Hipóstila –y admirado sus mosaicos de trencadís– y te has recreado con el skyline desde la plaza de la Naturaleza del Park Güell, es hora de que reserves tiempo para pasear entre las columnas de piedra del camino de la Lavandera y, con suerte, escuches un concierto improvisado.
2. Basílica de la Sagrada Familia

La obra eterna, esa que han visto ya cinco generaciones y que aporta siempre un matiz de ciudad en construcción, es el monumento más visitado de Barcelona. Parece que la Sagrada Familia terminará a lo largo de 2026 –aunque algunos remates y elementos decorativos se prolongarán hasta 2034– pero ahora ya puedes encontrar rincones como el techo, la luz de las vidrieras o la tienda que rebosan magia.
3. La Pedrera – Casa Milà

Gaudí firma también la vivienda-escultura que es Casa Milà, La Pedrera para los amigos. Si te gusta el envoltorio de esta locura arquitectónica situada en pleno Eixample, Patrimonio de la Unesco desde 1984, –su fachada ondulante, sus chimeneas…–, deja espacio para el interior, un regalo visual donde los elementos de forja se alternan con patios interiores, escaleras y la vivienda original de los propietarios.
4. Casa Batlló

Las casas de verdad tienen curvas. A ésta, la que Gaudí construyó para la familia Batlló, añádele las barandillas-máscara de los balcones, las paredes sinuosas del salón, los respiraderos del patio de luces –con los azulejos más claros en los pisos altos, para atrapar la luz–, los picaportes ergonómicos, el trencadís del patio de manzana… Y la fachada, que simula el espinazo de un fantástico dragón.
5. Castell dels Tres Dragons

No llega a la internacionalización de Gaudí, pero Domenech i Montaner fue el padre del modernismo catalán, además de maestro de don Antonio. Él firma el castell dels Tres Dragons, el edificio que diseñó para la Exposición Universal de Barcelona de 1888 como reclamo arquitectónico y que hoy, convertido en una de las sedes del Museu de Ciències Naturals, ocupa una esquina del Parque de la Ciudadela.
6. Fuente de Canaletas

Si ya has digerido la pequeña decepción que supone ver por primera vez el tamaño de Las Ramblas y el de la fuente de Canaletas –al inicio, en un costado de Plaza Cataluña–, ahora es el turno de admirar esta pequeña joya histórica en toda su extensión. El reto es fotografiarla con poca (o sin) gente pero, mientras, disfruta de este icono donde el Barça celebra las victorias. Y bebe, que regresas seguro.
7. Catedral Basílica Metropolitana de la Santa Cruz y Santa Eulalia

Cuesta competir con un peso pesado del turismo como la Sagrada Familia, pero la Catedral saca pecho y pone en valor sus activos, que no son pocos. Comienza por su diseño –una joya gótica del siglo XIII– y su plaza –aquí se bailan sardanas– y sigue por un interior rico y recargado. ¿Lo mejor? La paz que se respira en el claustro, con la fuente de San Jordi y las trece ocas: los años de Santa Eulalia al morir.
8. Pont del Bisbe

No es tan antiguo como parece –Joan Rubio i Bellver lo diseñó en 1928–, pero el pont del Bisbe, que conecta la Casa dels Canonges con el edificio de la Generalitat de Catalunya, es un photocall obligado. A un costado de la Catedral, las colas esperando para fotografiarlo sin gente te guiarán hasta él, así que te recomendamos inmortalizarlo de noche, cuando las luces alimentan aún más su halo de leyendas.
9. El Mirador de Colom

No hay acuerdo sobre el punto exacto al que señala el dedo de Colón, pero lo que sí está claro es que la imagen del aventurero es todo un icono de la ciudad desde el mismo momento de su inauguración, en 1888. Admirar el skyline de Barcelona desde lo alto de sus 60 metros, con el puerto y el edificio de la Autoridad Portuaria, es todo un lujo. Y hacerse un selfie junto a los leones del pedestal, una obligación.
10. Maremagnum

El próximo 7 de mayo, el gran centro comercial del puerto de Barcelona celebra su 30 cumpleaños, tres décadas en las que este espacio, que nació a la sombra de los Juegos Olímpicos de 1992, ha ejercido de faro desde el Moll d’Espanya del Port Vell. Ahora, Maremagnum es un buen punto para tomar el pulso a la ciudad, saborear su oferta gastro y disfrutar de una actividad portuaria frenética y cambiante.
11. Plaça Reial

Nació con un punto de rareza –es una de las poquísimas plazas porticadas de Cataluña– y grandes dosis de ambición: convertirse en un escaparate de la nueva burguesía, junto al cercano Liceu. Hoy, la plaça Reial sigue siendo la plaza mayor de Barcelona, pero con un talante más bohemio –sobre todo, de noche–, con las fuentes de Gaudí, las palmeras y la tradicional feria de coleccionismo de los domingos.
12. El dragón de las Ramblas

¿Qué pinta un dragón en plena Rambla? La respuesta está más abajo de esta escultura, en el paraguas que identificaba esta tienda y cuyo dueño quiso subirse al carro estético oriental y neoegipcio imperante en la época. El encargo recayó en Josep Vilaseca y fue todo un hito. Ahora, la tienda la ocupa un banco y el dragón ya no echa fuego, pero el zinc verde de sus escamas llena los smartphone de medio mundo.
13. Boquería

Si buscas uno de los mercados más auténticos de Barcelona, preferimos el de Sant Antoni, pero si estás en la Ciudad Condal es inevitable pasarte por el mercat de Sant Josep, la Boquería: el más grande, variado y turístico de Cataluña. No te limites a recorrer sus más de 2.500 m2 y déjate llevar por sus más de 300 puestos y disfruta con sus conciertos, degustaciones, libros gastronómicos, catas, cursos…
14. Antiguo Hospital de la Santa Cruz

Aunque el ajedrez tal y como lo conocemos nació en Valencia, Barcelona vive una historia de amor con este juego que se remonta a unos cuantos años. Entre la Rambla de Sant Josep y la de Capuchinos, donde nace el Raval, el antiguo Hospital de Santa Cruz es un oasis de paz que invita a la reflexión, tanto por albergar la biblioteca de Cataluña como por sus hechuras medievales y su ajedrez gigante.
15. El Raval

Entre el barrio Gótico, el Eixample y Sant Antoni, el Raval es un resquicio de autenticidad en una urbe en constante confrontación turística. Multicultural y con un punto canalla, las teterías más cool conviven con tiendas de toda la vida, como El Indio –con cierre total– o la Farmacia del Carmen. Lo último: la modernidad del MACBA y su plaza que, envueltos en obras, han prohibido los skaters de la zona.
16. Casa Fajol

A principios del siglo XX, la burguesía catalana saboreaba su triunfo social a golpe de encargos modernistas diseminados por la ciudad. Uno de los menos conocidos es Casa Fajol, un elegante edificio –ahora flanqueado por un hotel– cercano a plaza de Espanya. Josep Graner i Prat es el responsable del diseño de la llamada Casa de la Papallona, por el mosaico con forma de mariposa en la parte superior.
17. Camp Nou

Ya seas azulgrana, merengue o agnóstico, pisar el Camp Nou es un sentimiento casi religioso. A pesar de las obras –que se prolongan hasta octubre de este año–, tanto el Spotify Camp Nou como el museo mantienen sus visitas. Muy cerca puedes ver también la antigua Masía del Barça, una residencia payesa que funcionó como centro de capacitación y de donde salieron genios como Xavi o Messi.
La imagen que abre el texto es Azotea de la Casa Batlló | EVG