«Es como el tipo de hombre que no te gustaría para tu hija». Así definió Duke Ellington el jazz, mientras que otro de los grandes, Carlos Santana, también dejó una frase para la historia: «El rock es una piscina, el jazz es todo un océano». Hoy celebramos el Día Internacional del Jazz, esta «palabra blanca que define a la gente negra» (dicho por la gran Nina Simone), con una ruta por sus 5 ciudades imprescindibles.
1. Todo empezó en Nueva Orleans
Nueva Orleans no solo es la cuna del jazz: ambos crean una pareja única que se entiende y se mima mutuamente. Nació aquí, a finales del XIX, como el perfecto resultado de una mezcla imposible entre música clásica, ritmos africanos, cajún, lengua inglesa, rock y sabores tropicales. Preservation Hall es uno de los antros fetiche, pero la lista se extiende al Fritzel’s, Tipitina’s, Palm Court Jazz Cafe y, en general, los músicos callejeros del French Quarter.
2. Bruselas y Monsieur Sax
Aunque no se popularizó en los grupos de jazz hasta los años 20, el saxofón es el alma de este género y nació aquí, en Bélgica: Adolph Sax inventó este instrumento con el que pretendía añadir al clarinete un potente sonido de cuerda.
El jazz se respira en cada esquina de la capital. La oferta musical incluye desde clubs, como Madame Moustache y sus freakshow, hasta el Museo de Instrumentos Musicales, un edificio art nouveau ubicado en los antiguos almacenes Old England y con una extraordinaria colección de 1.200 piezas. En mayo, disfruta el Brussels Jazz Weekend y el Brussels Jazz Marathon, tres días de funk, swing y latin jazz gratuitos en la Grand Place, con matinés, conciertos infantiles…
Museo de Instrumentos Musicales | Carmen R. Pinos
3. Paris adora el jazz
Tras la Primera Guerra Mundial, muchos grupos de soldados (y músicos) norteamericanos que se encontraban en París decidieron establecerse en la ciudad y, en pocos años, la convirtieron en la capital del jazz moderno con el gypsy swing y un gran número de festivales anuales. Hoy, el epicentro está en el Boulevard Saint-Germain y la Rue des Lombards (Jazz Street), con locales como Le Baiser Salé, Sunset/Sunside –con dos locales contiguos de jazz electrico y acústico–, Jazz Club Etoile y Le Duc des Lombards, toda una leyenda.
4. Harlem, el paraíso neoyorquino del jazz
Nueva York presume de haber popularizado una música para muchos incomprendida y de contribuir a su industrialización, cuando discográficas como Columbia Records se interesaron por el género. Puedes escucharlo en cada rincón de la ciudad, pero la oferta de Harlem es abrumadora. En el meollo de la cultura negra puedes escuchar gospel en una iglesia presbiteriana, disfrutar un concierto en Minton’s Playhouse, el lugar donde nació el bebop, apuntarte a un jazz tour o visita The National Jazz Museum, con la Savory Collection: grabaciones originales de Count Basie, Artie Shaw, Benny Goodman, Billie Holiday…
5. ¿Tokio? Sí, sí, Tokio
No sabemos si fue antes que el flamenco, pero el jazz encandila por completo al público nipón y convierte a Tokio en la gran capital del mundo oriental. Acusado de americanizar en exceso a los jóvenes tras la I Guerra Mundial, y prohibido por el régimen al finalizar la II Guerra Mundial, el jazz se popularizó entre una gran parte de la población, formó escuelas y abrió locales. En la actualidad, espacios como Cotton Club, Blue Note o Billboard Tokyo –también en Osaka y Yokohama– se llenan cada noche, y festivales como Tokyo Jazz están entre los más prestigiosos del mundo.