Experiencia Lorens en Almería (Escena de Patton en visita a la Alcazaba)

Destinos de película: el turismo cinematográfico seduce a 4 de cada 10 viajeros españoles

No hace falta ser un cinéfilo premium para querer atravesar la pantalla y pasear por esos escenarios que te han hecho vibrar. Si vas a King’s Cross seguro que buscas el andén 9 y 3/4 de Harry Potter y, si viajas hasta Charleston no podrás evitar entrar en Jeni’s Splendid Ice Cream, la romántica heladería de El diario de Noah. Pasear por el escenario de nuestra película o serie favorita nos gusta, y mucho, pero ahora, un estudio nos lo viene a confirmar con datos: uno de cada diez encuestados ha planificado una escapada a un escenario de rodaje, una decisión que, según España de película: tendencias del turismo cinematográfico –informe encargado por la consultora de expertos en este tipo de turismo The Travelling Set– se apoya en los paisajes (79,3%) y los atractivos culturales (57%), dos aspectos en los que nuestro país está muy bien equipado.

Quitando excepciones como Amanece, que no es poco –que cuenta con una ruta por Ayna, Liétor y Molinicos, en Albacete– y éxitos recientes como Cerdita –rodada en Villanueva de la Vera, en Cáceres– o 20.000 especies de abejas –en la localidad álava de Llodio–, los gustos de los cinéfilos se concentran en Madrid, Andalucía y Cataluña, y las escapadas mantienen una estrecha relación con el auge de las plataformas de streaming. Los viajeros de pantalla valoran gincanas, scape room y rutas específicas sobre el cine y un 29,8% estaría dispuesto a pagar más para disfrutarlas. Para verlas con otra perspectiva, apuesta por empresas especializadas como Lorens, que organiza rutas de cine a la carta con información, curiosidades, visionados, proyecciones… Un viaje inmersivo a través de la pantalla.

Madrid, la gran factoría de imágenes

Edificio Carrión, con el icónico cartel de Schweppes | Carmen R. Pinos

Desde aquella plaza Mayor en blanco y negro, en la que Pepe Isbert buscaba a su nieto Chencho en La gran familia, hasta La cabina de la calle Rodríguez San Pedro, de la que José Luis López Vázquez no conseguía escapar, pasando por barrios con carácter, como Carabanchel –un actor más de películas como El Bola, Manolito Gafotas o El penalti más largo del mundo– o Puente de Vallecas, escenario de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yánes. Además de icónicos decorados de series, como el CSIC de La casa de papel o el Mº del Ferrocarril de Las chicas del cable.

Madrid. Puerta de Europa. Torres Kio | Falco. Pixabay

Todo Madrid es un gigantesco plató repleto de escenas que pertenecen ya a nuestro imaginario colectivo –Eduardo Noriega solo en la Gran Vía vacía en Abre los ojos, Noriega y Aitor Merino colgados del puente de Eduardo Dato en Historias del Kronen…– y, para conocerlo, nada como descubrir el backstage de estos rodajes con rutas específicas. El Ayuntamiento tiene recorridos dedicados a la filmografía de Almodóvar, Berlanga, Álex de la Iglesia, Concha Velasco…, así como rutas para descubrir la ciudad a través de sus series, desde El Ministerio del Tiempo hasta Élite, Velvet o Veneno.

Almería, el buque insignia de los platós

Almería. Alcazaba | Turismo de Almería

Lo de Almería y el cine es un tándem perfecto. El idilio comenzó en el desierto de Tabernas y las playas del cabo de Gata, con mega producciones como Lawrence de Arabia, Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo y Patton, y rentabilizó el aire futurista y distópico de sus paisajes en cintas como Conan, el bárbaro, La historia interminable, Las aventuras del barón de Munchausen e Indiana Jones y la última cruzada. Muchas de estas películas también incluyeron escenas rodadas en la Alcazaba, la Catedral o el Parque Nicolás Salmerón, ya en la capital.

Almería. Indiana Jones en la playa de Mónsul | Turismo de Almería

El cine de autor también ha sucumbido a la magia de la ciudad, con rodajes como Martín (Hache), Hable con ella, 800 balas y Vivir es fácil con los ojos cerrados, entre otras muchas y, en cuanto a series, Juego de Tronos y Resucitado se llevan la palma. Almería cuenta, además con rutas cinematográficas, un Paseo de la Fama –rinde homenaje a actores y directores que han trabajado en la provincia, como Omar Sharif o Ridley Scott– y La Casa del Cine, un museo ubicado en el cortijo donde se alojó John Lennon durante el rodaje de Cómo gané la guerra y que inspiró Strawberry Fields Forever.

Sevilla, la internacionalización de los rodajes

Alcázar de Sevilla | Carmen R. Pinos

Unir Sevilla y cine es recordar la escena de Star Wars, El ataque de los clones, rodada en la Plaza de España (Tesoro de la Cultura Cinematográfica Europea), el mismo escenario de Lawrence de Arabia y, muchos años después, de El Dictador, con el extravagante Sacha Baron Cohen. Otros iconos de la ciudad, como la Catedral, la Giralda o el Patio de los Naranjos, también han sido retratados en cintas como Ese oscuro objeto del deseo o Los límites del control, y el barrio de Santa Cruz, ha arropado la inquietante trama de Nadie conoce a nadie y de un tipismo divertido de éxito: Ocho apellidos vascos.

Plaza de España de Sevilla | Carmen R. Pinos

Rizando el rizo de los clichés, en el año 2000 Tom Cruise rodó aquí Misión imposible II y, 10 años después, Knight and Day, ambas con estrepitosos patinazos de los guionistas, que confundieron la Semana Santa con las fallas y, en la segunda entrega, con los sanfermines. Las que sí gozan de un éxito absoluto son las localizaciones de series como La Peste, La otra mirada, El hijo zurdo y dos súper producciones: episodios de Juego de Tronos –en el Real Alcázar, entre otras localizaciones– y, más recientemente, de The Crown, con el hotel Alfonso XIII convertido en una mansión californiana.

Barcelona, la ciudad que enamoró a la cámara

Barcelona desde el Park Güell | Carmen R. Pinos

Si necesitabas otro motivo para venir a Barcelona aquí tenemos dos, imbatibles y firmados por dos genios indiscutibles del cine. La primera, Todo sobre mi madre, fue la primera incursión de Almodóvar fuera de Madrid, y su primer Óscar. La segunda, Vicky Cristina Barcelona, fue una de las películas menores de Woody Allen, con unas espléndidas Scarlett Johansson y Penélope Cruz haciendo turismo por la Ciudad Condal y, de paso, enseñando a los espectadores joyas como el Park Güell, la Sagrada Familia, el Parque de la Ciutadella, la Pedrera del Passeig de Gràcia

Cascada del Parque de la Ciutadella | Creación en caliente. Wikimedia Commons

Quitando algunas excepciones almibaradas, como A tres metros sobre el cielo y su secuela, Tengo ganas de ti –donde aparecen escenas del puerto, Razzmatazz, el puente de Vallcarca…– Barcelona se ha especializado en filmes oscuros e inquietantes, como El reportero –con la terraza de la Pedrera–, El perfume, Los últimos días o No matarás. Incluso algunos de atmósfera opresiva, a pesar de que están rodadas en interiores, como es el caso de Mientras duermes –en un edificio del Eixample– y la exitosa [•REC] –rodada en Casa Argerlich, en Rambla de Catalunya–, ambas de Jaume Balagueró.

Toledo, ese oscuro objeto de deseo

Toledo. Catedral | Álex. Unsplash

El cine se empezó a fijar en Toledo en 1934, cuando Frank Borzage situó a Gary Cooper y Marlene Dietrich paseando en coche por el castillo de San Servando, en Deseo. Pero fue el genio de Buñuel el que dio fama mundial a la ciudad rodando aquí dos de sus obras maestras: Viridiana (1961) y Tristana (1971), con localizaciones que marcaron su juventud, como el Hospital de Tavera, Santo Domingo el Real… Y, años más tarde, el de Icíar Bollaín y Te doy mis ojos (2003), una de las películas más taquilleras e impactantes de este siglo con localizaciones en el Museo del Santa Cruz y la Catedral.

Toledo. Museo de Santa Cruz | Daderot. Wikimedia Commons

Las tramas históricas y esotéricas buscan estos escenarios austeros y llenos de recovecos. Es el caso de La novena puerta (1999) –basada en el libre de Pérez Reverte, con Polansky y Johnny Deep deambulando por el casco histórico de la ciudad–, La conjura del Escorial (2008) –puedes reconocer la Puerta de la Bisagra– y Mientras dure la guerra (2019), con un magistral Karra Elejalde dando vida a Unamuno. Fuera de la capital llegaron La piel que habito (2011) –rodada en la Quinta Mirabel, un elegante cigarral junto al Tajo– y Che: Guerrilla, con Benicio del Toro en Los Navalucillos.

SUSCRÍBETE a esta NEWSLETTER y, cada semana, recibirás nuestras últimas publicaciones. Es GRATUITO y no te compromete a nada. Además, tus datos nunca se compartirán con terceros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *