Es un paraíso para los amantes de la escalada, que colorean este paisaje kárstico lleno de paredes verticales con su ropa fluorescente. Y la localidad más lluviosa de España –¿a que no te lo esperabas?– con una media anual superior a los 2.000 litros/m que caen en descargas torrenciales. Pero, sobre todo, Grazalema es, junto al norte de Marruecos y algunos puntos de Málaga, uno de los últimos reductos del territorio pinsapo, un árbol milenario. Recorremos 5 de sus puntos más característicos.
1. En ruta por el río Majaceite

El senderismo es un gran activo turístico de la zona y llena las mañanas de actividad, con cientos de madrugadores ávidos por explorar el parque a golpe de trekking. Tienes una ruta en bici y 8 de senderismo, de diferente dificultad. Para algunas tienes que solicitar permiso y, en verano, ir con guía. Una de las más sencillas es el Sendero del Río del Bosque: 5 km que discurren junto al río Majaceite. Pero también es espectacular la del Pinsapar –12 km entre bosques de pinsapos de Grazalema y Benamahona– o la del Salto del Cabrero, para senderistas experimentados, con increíbles panorámicas desde el Puerto del Boyar, el punto más alto del parque, situado a 1.103 metros.
2. Una plaza con aire mudéjar

En el siglo XVII Grazalema vivía una edad de oro, tenía una floreciente industria de mantas y corcho y cerca de 10.000 habitantes, y todos le llamaban Cádiz el Chico. Después, Gran Zulema –como se le conocía tras la invasión mudéjar– se fue adaptando, mantuvo la manufactura textil de forma artesanal y se abrió al turismo. Ahora, junto a su patrimonio más tradicional, como la iglesia de la Encarnación o la de Nuestra Señora de la Aurora, una rareza barroca, conviven gastrobares y alojamientos en encanto.
3. Esta fuente tiene historia

Parece que la Fuente de la Plaza de España, situada en el extremo de la fachada norte, tiene origen visigodo. Además de sus dos senos y sus cuatro chorros –situados en la boca de cuatro rostros diferentes–, te gustará el rumor del agua en el silencio serrano y su frescor, sobre todo para hacer frente a las altas temperaturas del verano.
4. Payoyo, zurrapa y cubiletes


Los de aquí no son platos aptos para dieta, pero sí para saborear la más absoluta tradición en forma de bocado. Los tienes para todos los gustos, desde el queso payoyo, elaborado con leche de cabra autóctona, hasta la zurrapa, una especie de paté que se echa en el mollete y se realiza con diversos ingredientes: lomo en manteca, asadura (a base de hígado)… Para terminar, un postre contundente de Grazalema: el cubilete, un mantecado con esta forma que lleva harina, canela, cabello de ángel…
5. Con ustedes, el pinsapo

El alto índice de pluviosidad junto a las características del terreno facilitan que aquí abunde el pinsapo, una reliquia vegetal perteneciente al periodo terciario que tiene en Grazalema uno de sus últimos reductos. Los quejigales y alcornocales completan este paisaje –una de las últimas colonias europeas de buitre leonado–, y explican por qué este Parque Natural, reserva de la Biosfera desde 1975, es uno de los grandes pulmones verdes del sur peninsular, con más de 51.000 ha repartidas entre Cádiz y Málaga.