Entre la cantera de granito que poseía la familia de su madre y la profesión de su padre, ayudante de obras públicas en la construcción del tren en el norte portugués, la carrera de Antonio Palacios Ramilo parecía abocada a la construcción y el urbanismo. Nacido en la localidad pontevedresa de Porriño, Palacios estudió arquitectura en Madrid y lo hizo todo en esta ciudad, hasta el punto de diseñarle unos cuantos edificios de alta costura sin los cuales sería imposible entenderla tal y como es en la actualidad. Experto en conjugar el diseño funcional con la monumentalidad, supo extraer la parte sensorial de los materiales –el color, los espacios verdes…– y adaptar las formas de la Escuela de Chicago –precursora del modernismo– al nuevo regionalismo madrileño, creando un personalísimo estilo que lleva su firma.
En 2024, cuando se celebra el 150 aniversario de su nacimiento –el 8 de enero de 1874–, repasamos los edificios más top que dibujan el skyline de la capital y vamos en ruta por el diseño de Antonio Palacios, el arquitecto de Madrid.
1. Hospital de Maudes
Cerca de la glorieta de Cuatro Caminos, en Maudes, 17, el Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula fue el encargo de una filántropa, Dolores Romero y Arano, para construir un centro en el que asistir a los jornaleros madrileños. Palacios lo diseñó en 1916, nueve años después que el Palacio de Cibeles –del que copia los pináculos y las balaustradas–, con patios interiores que aportan luz natural y una apuesta por los ambientes ajardinados. En la actualidad, el espacio –el único de Madrid construido solo en piedra, casi sin pulir– acoge la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid.
2. Casa-palacio de Demetrio Palazuelo
En el nº 54 de la calle de Alcalá, entre la Plaza de la Independencia y la de Cibeles, la Casa-palacio de Demetrio Palazuelo es la más importante obra de vivienda particular de Palacios en Madrid, tanto, que se convirtió en una especie de buque insignia, el patrón a partir del cual diseñó otras viviendas de familias acomodadas de la época. Como en el resto, llama la atención el torreón –que aporta verticalidad–, la intersección de dos calles solucionada con un chaflán, y detalles que recuerdan el eclecticismo francés, como los techos con mansardas de pizarra y los motivos ornamentales.
3. Palacio de Comunicaciones
Antonio Palacios y su amigo, Joaquín Otamendi, no tenían ni 30 años cuando ganaron el concurso para construir el nuevo edificio del servicio de correos y el de telégrafos. El jurado premió el acierto de estos arquitectos a la hora de conjugar funcionalidad y racionalismo con el carácter monumental –ocupa 12.207 m2– y simbólico que debía caracterizar el Palacio de Telecomunicaciones. Desde su inauguración, en 1907, la obra es una mezcla perfecta de historicismo, neoplateresco, modernismo, arquitectura norteamericana, secesión vienesa…, símbolo de la capital y sede de su Ayuntamiento.
4. Banco Español del Río de la Plata
Cuando la entidad bonaerense Banco Español del Río de la Plata adquirió un solar en Alcalá, 49 para construir su sucursal en Madrid, lo que no sabía es que esta esquina donde confluyen Alcalá y Barquillo –en cuyos bajos había estado el Café Cervantes– se iba a convertir en uno de los edificios fetiche de la cultura madrileña. Sede del Banco Central durante muchos años, el Edificio de las Cariátides –las cuatro gigantescas cariátides que franquean la entrada hacen que se le conozca así– y sus columnas del neoclasicismo griego son, desde 2006, sede del Instituto Cervantes.
5. Círculo de Bellas Artes
El proyecto de Palacios para la nueva sede del Círculo de Bellas Artes se eliminó entre los finalistas ya que superaba la altura máxima de construcción permitida en la época. Sin embargo, tras recurrir el fallo del jurado y el apoyo de la mayoría de los socios, el arquitecto tuvo luz verde para ponerlo en marcha y convertirlo en un faro cultural del panorama madrileño, en Alcalá, 42. Su azotea –con la escultura en bronce de Minerva– y sus diferentes salones rebosan historia y cuentan con Jacinto Benavente y Carlos Arniches como dos de sus directores, y con Picasso y Valle-Inclán entre sus asiduos visitantes.
6. Banco Mercantil e Industrial
Nació en 1943 como sede del Banco Mercantil e Industrial, pero el gigantesco arco de herradura y el mirador de este icónico edificio, situado en Alcalá, 31, se ha convertido en una de las imágenes más fotografiadas de esta calle madrileña. Considerada por muchos la primera gran obra arquitectónica de la posguerra, fue también la última del arquitecto –las obras finalizaron en 1945, año de su muerte– y la primera en la que incorpora nuevos materiales, como pavés y acero inoxidable. En la actualidad, es sede de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid y de la sala Alcalá 31.
7. Edificio Matesanz
Concebido como un centro comercial para albergar tiendas, oficinas y despachos de alquiler, el Edificio Matesanz llena de luz y belleza el nº 27 de la Gran Vía, en su confluencia con las calles de la Salud y Tres Cruces y en el solar donde vivió el escultor italiano Giacomo Trezzo, que daría nombre a la calle Jacometrezo. Palacios se inspiró en la Escuela de Chicago y las construcciones de Norteamérica para diseñar estas esbeltas columnas jónicas entre las que asoman detalles tan modernos como esquinas redondeadas –rematadas con un torreón–, miradores de acero y cristal y ornamentos de cerámica.
8. Antiguo Hotel Alfonso XIII
Un poco más adelante, en la cera de enfrente del Edificio Matesanz, el Antiguo Hotel Alfonso XIII deslumbra en el nº 34 de la Gran Vía. Antonio Palacios se hizo cargo de este proyecto, iniciado por José Yarnoz Larrosa como espacio de oficinas y viviendas, y lo transformó en un hotel con calefacción, una escalera imperial con dos ascensores y 200 habitaciones, todas con cuarto de baño y teléfono. Durante la II República el hotel pasó a llamarse Alfonso y, tras la Guerra Civil, se convirtió en el Hotel Avenida. En la actualidad, alberga el Hotel Innside by Meliá Madrid Gran Vía y una tienda de moda.
9. Casa Comercial Palazuelo
Uno de los primeros centros comerciales de Madrid fue la Casa Comercial Palazuelo, un entramado de locales y oficinas ubicado en Mayor, 4, con entrada también por la calle Arenal. Inspirada en la Escuela de Chicago, Palacios ideó un espacio que atrajera a la gente –con sus características columnas corintias y sus miradores de hierro y cristal– y la mantuviera en su interior, para lo que diseñó un patio central con forma de V, con suelo de mármol y baldosas de vidrio, del que parte una escalera imperial –modernista, con barandillas de forja y pasamanos dorado– que abraza las cinco plantas del edificio.
10. Metro de Madrid
Antonio Palacios no solo diseñó muchos de los grandes edificios del centro madrileño, sino que también bajó al interior de la ciudad para dejar su huella en el metro de Madrid. Él diseñó la estación de Tirso de Molina y la de Chamberí –la estación fantasma, donde se encuentra el museo–, la Nave de Motores y el famoso templete que corona la estación de Gran Vía, recientemente recolocado tras su rehabilitación.
Además, Palacios eligió los colores blanco y azul para los azulejos del interior de las estaciones –con los que intentaba evitar la sensación de agobio y ansiedad de los primeros viajeros del suburbano– y firmó el famoso logotipo de la compañía, el rombo rojo y azul que permanece hasta nuestros días. Su vinculación con Metro es tal que la compañía le ha rendido homenaje en el 150 aniversario de su nacimiento participando, por primera vez, en la Cabalgata de Reyes con una carroza con su imagen.
La imagen que abre el texto es Palacio de Comunicaciones | EVG