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5 chapuzones en Burgos. Aquí sí hay playa (y fiestas)

¿Un baño veraniego en pleno interior peninsular? En Burgos encontramos no uno, sino 5 spots a cual más refrescante para rebajar el termómetro en la (¿última?) ola de calor de la temporada. En ellos no encontrarás olas (ni medusas, resaca, invasión de sombrillas…) pero, a cambio, disfrutarás de playas de agua dulce y cristalina, paisajes verdes, poco calor, naturaleza en estado puro y cero masificación. Acompáñanos en esta ruta para disfrutar de 5 chapuzones en Burgos y comprueba en directo que aquí sí hay playa (y fiestas), como la que se celebra estos días en honor al dios Baco.

1. Playa de Arija

Arija

Arena fina y blanca, aguas purísimas –tanto, que muchos pájaros las eligen como parada en su viaje migratorio para anidar en el entorno– y una extensa variedad de rutas de senderismo y avistamiento de aves. Esto es solo una parte de lo que te encontrarás en la playa de Arija, un idílico espacio ubicado en la orilla sur del Embalse del Ebro, con aguas reguladas cuya temporada oficial de baño se extiende hasta el 15 de septiembre. Si quieres completar la visita, en la zona tienes joyas del románico y de turismo industrial, ya que aquí nació Cristalería Española, a principios del siglo XX.

2. Piscinas Naturales de Espinosa de los Monteros

Presa Espinosa de los Monteros

Ubicadas también en las Merindades, las Piscinas Naturales de Espinosa de los Monteros son una refrescante propuesta con la que rebajar la temperatura en pleno agosto. Son las aguas heladas (y purísimas) que bajan del río Trueba en medio de un espacio arbolado, con merendero y césped y a solo 10 minutos del centro urbano. Para completar este baño de sol de montaña, date una vuelta por esta villa, capital de los valles pasiegos burgaleses, y disfruta de su patrimonio arquitectónico y del gastronómico, protagonizado por los sobaos y las quesadas.

3. Soto de Villarcayo

Villarcayo

A orillas del río Nela, el complejo del parque de El Soto de Villarcayo es un pequeño parque temático natural que alterna zonas de baño con áreas verdes, espacios chill out, juegos infantiles… Las instalaciones cuentan también con merendero, opciones para practicar pádel surf o kayak, hinchables acuáticos y socorrista hasta finales de agosto. Y todo en medio de un paisaje espectacular, entre chopos y acacias, a escasos 10 minutos del centro de Villarcayo –capital de las Merindades– y rodeado de muy buen rollo.

4. Pantano de Sobrón

Pantano de Sobrón

Otro clásico de las jornadas playeras burgalesas es el entorno que se dibuja junto al embalse de Sobrón. Este espacio –que comparte frontera con Álava– represa las aguas del Ebro en un espectacular desfiladero de paredes verticales, en pleno Parque Natural Montes Obarenses – San Zadomil, en la confluencia de las sierras de Árcena y Pancorbo, y ofrece un paisaje idílico tanto para los amantes de las actividades outdoor como para los que buscan un pequeño oasis acuático en medio de las montañas. El antiguo balneario pone la nota romántica a la zona.

5. Embalse de Uzquiza

Embalse de Uzquiza

A 30 km de la capital burgalesa, entre Pineda de la Sierra y Villasur de Herreros, el pantano de Arlanzón –que más tarde se transforma en el embalse de Úzquiza– es un remanso de paz donde refrescar el termómetro, 130 hectáreas de agua que se reparten a lo largo de 15 kilómetros de costa fluvial en los que tomar el sol y darse un buen chapuzón. Enclavado en plena Sierra de la Demanda, este paraíso acuático cuenta también con zona de merendero y ofrece todo tipo de actividades acuáticas, excepto la navegación a motor, ya que las aguas del Arlanzón abastecen a Burgos.

6. Baños de Valdearados y su Fiesta del Dios Baco

Bacanal romana en Baños de Valdearados
Baños de Valdearados

Villas, teatros, circos, termas… y vino. El legado que los romanos dejaron en Baños de Valdearados –a una hora de Burgos y dos de Madrid, en plena Ribera del Duero burgalesa– sigue vivo 2000 años después y, del 26 al 27 de agosto, se convierte en una espectacular Fiesta Romana en honor a Baco, el dios del vino, la fertilidad y la agricultura. La Baco Race –una carrera de una legua romana (5 km)– es el pistoletazo de salida para una celebración festiva en la que no faltan mercados gastronómicos y artesanos, exhibiciones de cetrería y lucha de gladiadores, y que culmina con la invocación a Baco, que se transforma en un ser de carne y hueso para celebrar una gran bacanal multitudinaria.

Villa romana en Baños de Valdearados
Fiesta de Baco en Baños de Valdearados

La fiesta –declarada de Interés Turístico de Castilla y León, y que este año celebra su XXIII edición– tiene también un componente reivindicativo en el que se demanda que se reanuden las excavaciones de uno de sus escenarios clave: el mosaico que custodia la villa romana. Los restos arqueológicos de la Villa Romana de Santa Cruz, son un auténtico viaje a la Antigua Roma, una rareza muy bien conservada. Esta mansión bajoimperial que data de los siglos IV y VI, cuenta con pasillos, sistemas de calefacción y 10 habitaciones, una de ellas pavimentada con un mosaico dedicado a Baco único en España. Una joya de alto valor arqueológico de la que, según los expertos, apenas se ha descubierto el 10%.

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