Humanismo es la palabra que define la obra de Liu Jiakun, el ganador del Pritzker 2025 –los Nobel de Arquitectura–, que este año celebran su edición número 54. Un humanismo universal que le llevó a ofrecer su trabajo para reconstruir Sichuan tras el terremoto de 2008 y, semanas después, a fabricar ladrillos a partir de estos escombros –los re-birth bricks– y a levantar el Memorial Hu Huishan, en homenaje a la adolescente de 15 años que murió en su instituto, víctima de este terremoto.
Su compromiso a la hora de unir la cultura, historia y naturaleza local, su facilidad para integrar la tradición en los nuevos diseños y su afán por situar la vida comunitaria en el centro de todo son algunas señas de identidad de este arquitecto chino. En el premio, el jurado ha destacado su capacidad para buscar soluciones específicas para cada proyecto –por encima incluso de su estilo propio– y sus «impactantes claves sobre cómo enfrentarnos a los desafíos de la urbanización, en una época de rápido crecimiento de las ciudades».
1. Bloque Novartis (Shanghai)-C6, Shanghai

El reto aquí era conectar entre lo antiguo y lo moderno de forma que ambos convivieran y, en todo caso, conseguir que las apuestas vanguardistas sirvieran para destacar a otras más tradicionales. El Novartis (Shanghái)-Bloque C6 incluye patios interiores, aleros salientes y terrazas en voladizo que evocan las torres clásicas. Además, los muros utilizaron ladrillos provenientes del terremoto de Wenchuan de 2008.
2. Departamento de Diseño en el nuevo campus del Instituto de Bellas Artes de Sichuan, Chongqing

Siete edificios conforman en total el Departamento de Diseño de este nuevo campus del Instituto de Bellas Artes, un conjunto que alterna techos abovedados e inclinados con construcciones de baja pendiente, espacios al aire libre y miradores. La conexión entre sí y la integración en el paisaje se consiguen por medio de espacios comunes y escaleras exteriores, que unifican este diseño natural.
3. Museo de Arte de Escultura en Piedra de Luyeyuan, Chengdu

Reproducir el equilibrio de un auténtico jardín chino es el objetivo del Museo de Arte de Esculturas en Piedra de Luyeyuan, un espacio que mezcla el paisaje natural con el artificial. El edificio –con volúmenes sin ventanas pero separados, para que entre la luz natural– también contribuye, con muros de ladrillo que ocultan los conductos y techos recubiertos de tubos huecos, para mejorar el aislamiento.
4. Museo de Relojes, Conjunto de Museos de Jianchuan, Chengdu

No es solo por su temática, pero lo primero que sentirás en el Museo de Relojes, en el Conjunto de Museos de Jianchuan, es que el tiempo parece haberse detenido. Rodeado de bulliciosos centros comerciales, este oasis de paz cumple su función de abstracción gracias a las formas geométricas de sus edificios –uno evoca la forma de un reloj de sol– y a los juegos de luces y sombras sobre sus muros.
5. West Village, Chengdu

El conjunto de edificios que forma el West Village es un canto a la importancia de las necesidades cívicas a la hora de diseñar los diferentes espacios comunes. En estos se proyecta una manzana entera de cinco plantas, con pasarelas para ciclistas y peatones que crean un perímetro cerrado y ladrillos que se colocan de forma invertida para facilitar que crezca la hierba y el bambú, y proporcionen sombra.
6. Departmento de Escultura, Instituto de Bellas Artes de Sichuan, Chongqing

Estética e innovación no es lo único que buscó Jiakun en el Edificio de Enseñanza del Departamento de Escultura del Instituto de Bellas Artes de Sichuan. Al sobresalir los pisos superiores, el diseño consigue ganar metros en un espacio limitado; además, los muros huecos refrescan el clima cálido de la zona y los tonos rojizos de los ladrillos armonizan (y se funden) con los edificios y fábricas cercanas.
7. Museo de Ladrillos del Horno Imperial de Suzhou, Suzhou

Uno de los signos de opulencia en las dinastías Ming y Qing fueron los Jin Zhuan, los ladrillos dorados que pavimentaron suelos como los de la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano o las Tumbas Ming. Su proceso de fabricación –incluidos los antiguos hornos– son el núcleo del Museo del Ladrillo Imperial de Horno de Suzhou, un diseño limpio y grandioso donde destaca su escalera de caracol con luz natural.
8. Barrio Cultural de Songyang, Lishui

Terrazas acristaladas, aberturas en el techo para que los árboles sigan creciendo, pabellones abiertos… Lo del Barrio Cultural de Songyang es un diálogo permanente con el entorno. El reto de Jiakun estaba también en revitalizar un antiguo centro espiritual y cultural en desudo, algo que consiguió conectando nuevos senderos con otros antiguos y creando plazas y áreas flexibles para acoger eventos culturales.
9. Museo Shuijingfang , Chengdu

A caballo entre las técnicas modernas y el encanto tradicional –las paredes combinan ladrillos reciclados y bambú–, el Museo Shuijingfang es una especie de centro etnográfico encargado de preservar la vida de esta zona de China. Los nuevos edificios rodean a los anteriores (y los protegen) para mostrar cómo han cambiado las técnicas de vinificación y fermentación en esta ruta cronológica.
10. Renovación del distrito de la cueva Tianbao de la ciudad de Erlang, Luzhou

En Erlang, junto al cauce del Chishui, Tianbao, Dibao y Renhe son las cuevas naturales para almacenar licor más grandes del mundo. Conectar los edificios dispersos entre las montañas fue prioritario para la reforma de Jiakun que, además, respetó los materiales tradicionales –usó bambú y acero– y llenó el entorno de miradores, jardines en terraza y espacios rodeados por agua a modo de espejo.
La imagen que abre el texto es West Village 2015 | Photo courtesy of Chen Chen