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4 rutas en Asturias por los paisajes del oso pardo

Celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente adentrándonos en Asturias, el gran pulmón verde de nuestro territorio que, con 7 reservas de la biosfera, 1 parque nacional, 5 parques naturales y 1 reserva natural integral, entre otros, suma la lista de espacios naturales protegidos más completas de Europa, una extensión que cubre más de la tercera parte del Principado.

Para explorarlos, nos adentramos en el interior occidental, un grupo de valles y montañas especialmente protegidos y rebosantes de vida, donde ver escobas, luciones y nutrias, donde el oso pardo campa a sus anchas y la vida rural comparte espacio con la salvaje. Te proponemos 4 rutas sencillas con las que leer estos escenarios y disfrutarlos a fondo.

1. La vida del oso, al ritmo de las estaciones

Caballos | Carmen R. Pinos
Lución | Carmen R. Pinos
Vacas | Carmen R. Pinos
Huella de oso pardo | Carmen R. Pinos

Para saberlo todo sobre los osos, entender sus costumbres y cómo se mueven, Tierra de Osos propone Caminando al ritmo de las estaciones, un sendero interpretativo fácil –6,2 km lineales de ida y vuelta– que parte de Brañas de Arriba y llega hasta Cabuezos. La ruta recorre el calendario de los osos en Leitariegos, dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, un camino autoguiado que puedes recorrer a tu aire, en el que disfrutar la vida rural, ver luciones –un tipo de lagarto sin patas abundante en la zona– y descubrir las huellas de oso impresas en el suelo o las ramas de cerezo o serval que ha roto en busca de comida.

2. Un paseo de lujo por la Braña de Mumián

Escobas ante el Coto de Buenamadre | Carmen R. Pinos
Orquídeas | Carmen R. Pinos

Dentro del Parque Natural de Somiedo, una de las rutas más populares y asequibles es la de la Braña de Mumián, un PR (pequeño recorrido) de 6,5 m y dificultad baja que puedes realizar en algo más de 2 h. El sendero comienza en el Llamardal y asciende suavemente por la ladera de Peña Gúa hasta llegar a la Fuente’l Cañu, en la Braña de Mumián, un camino lleno de orquídeas y piornales con escoba negra, un matorral con cuyas ramas se confecciona el techo de las cabañas típicas de la zona. Si sales a primera hora de la mañana también es posible que veas rebecos, corzos, multitud de aves y, con suerte, un ejemplar de oso pardo en busca de comida.

Senderistas | Carmen R. Pinos
Parque Natural de Somiedo | Carmen R. Pinos

Haz un alto, toma aire y disfruta de estas bellísimas vistas sobre el Picu’l Mocosu y la Sierra’l Páramu antes de iniciar el descenso hasta el Coto de Buenamadre. En la bajada, el sendero dibuja un zigzag, cambia de vegetación y entra en el hayedo de La Enraimada, una zona de Uso Restringido, es decir: debes caminar en silencio y siempre dentro de la pista, para preservar la vida del bosque. Si te quedas con ganas, puedes ampliar la ruta con otros 2 km y llegar a Pola de Somiedo.

3. Las flores naranjas en los caminos de La Peral

La Peral | Carmen R. Pinos
La Peral | Carmen R. Pinos

También en Somiedo, La Peral –aparte de un observatorio de lujo desde el que divisar osos– es uno de los puntos desde donde iniciar varias rutas. La que va a Villar de Vildas es un PR que asciende por la fuente las Malladas y desde la que se divisa el Picu’l Cornón, el Mocosu y la fuente Borrones. Para realizarlo tienes que estar mínimamente en forma –tiene dificultad media, con 13 km y 5 h de marcha– pero ver las flores de la genciana, que aquí son naranjas, el valle de los Cereizales y los hayedos del valle del Pigüeña merece (y mucho) la pena.

La Peral | Carmen R. Pinos
La Peral | Carmen R. Pinos

Si prefieres pasear a tu aire sin una ruta establecida –recuerda que se trata de una zona protegida y que el acceso en vehículo a motor está reservado a los vecinos–, el pueblo es un lugar con encanto, donde ver el antiguo lavadero, la iglesia de San Lorenzo y algunas cabanas de teito muy bien conservadas y, arriba, en el mirador de La Peral, un completo catálogo de fauna: desde buitres y águilas reales, hasta gatos monteses, rebecos cantábricos, osos y lobos, aunque estos últimos son más esquivos.

4. Con toda la magia de Muniellos

Ruta de las Lagunas | Carmen R. Pinos
Líquenes | Carmen R. Pinos

La ruta de las Lagunas es la mejor forma de adentrarte en esta explosión de naturaleza que es la Reserva Integral de Muniellos, dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Tienes dos opciones de ruta, la de Fuenculebrera –unos 20 km de 7 h– y la del río –5 h de caminata– que parten del Centro de Recepción de Visitantes de Tablizas y para cuyo acceso, previamente habrás tenido que solicitar y conseguir unas de las 20 entradas que se autorizan al día. Ambas son rutas de montaña y con tramos de fuerte desnivel, por lo que debes contar con una adecuada preparación física e ir preparado, ya que no hay merendero ni agua potable.

Bosque encantado | Carmen R. Pinos
Vegetación junto al río | Carmen R. Pinos
Junto al Centro de Visitantes | Carmen R. Pinos

También debes prepararte para asimilar la cantidad de belleza por km2 que alberga este parque, el mayor robledal de España y uno de los mejor conservados de Europa, que es parque protegido gracias a que costaba tanto transportar la madera y sacarla de la zona que dejó de ser rentable. Bosque y río se unen en este espacio para crear un ecosistema con arces, acebos y serbales, muy abundantes en esta tierra, junto a piornos y helechos y, decorando todo, mantos de musgos y líquenes. Junto a ellos, ríos llenos de truchas, nutrias, desmanes de los Pirineos y mirlos acuáticos; bosques con rebecos, azores y urogallos y una población cada vez más estable de lobos y osos pardo.

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