Silencio, desconexión tecnológica –ni wifi ni televisión– y unos paisajes 100% verdes, relajantes y auténticos. Te proponemos un retiro en pleno territorio del oso pardo, en el interior occidental de Asturias. Un reducto exclusivo en el que saborear una de las gastronomías más potentes y diversas de nuestro territorio y explorar las costumbres y formas de vida más ancestrales. Al margen de súper playas, ciudades top y pintorescos pueblos mediáticos, buscamos una ruta por los paisajes asturianos más personales y desconocidos, descubrimos lugares especiales en los que desconectar y elegimos 6 palacios rurales expertos en energías renovables.
1. Casa Ponce


Entrar en Casa Ponce es hacer un viaje exprés a la Asturias de hace unos años y a sus formas de vida más ancestrales. En el patio de esta antigua casa de labranza tienes un hórreo centenario –ojo, no confundir con la panera, más rectangular y plana–, una parrilla para preparar churrascos y una bocamina con diversas herramientas que recuerdan el pasado minero de la zona. Dentro, 6 habitaciones dobles –muy bien equipadas, una de ellas con cocina y sala independiente– y tres salones con chimenea. Los desayunos son caseros y completísimos y, las vistas, espectaculares y 100% silenciosas sobre este enclave: Pousada de Rengos, una de las 54 parroquias de Cangas del Narcea, en pleno Parque Natural de las Fuentes del Narcea e Ibias y muy próxima a Muniellos y las pistas de esquí de Leitariegos.
2. Casa Mario


También en Pousada de Rengos, Casa Mario es una casa de aldea de alquiler compartido con capacidad para 8 personas. Rehabilitada con mimo, el silencio –las habitaciones no disponen de TV– y el cuidado del entorno son marca de la casa. Aquí puedes comenzar el día con un energético desayuno –no te pierdas los frixuelos y los brollos preñaos de chorizo, que elaboran en su propio horno de pan de leña–, descansar bajo el hórreo y ver en directo cómo funciona un telar o se fabrica un cachu, un recipiente de madera, que normalmente se usa para beber vino y que fabrican los tixileiros –o cunqueiros– con un torno manual. Si prefieres algo más específico, déjate aconsejar porque organizan actividades de todo tipo, desde talleres de lana de oveja xalda y cestería hasta rutas de observación del oso pardo cantábrico.
3. Hotel Palacio Álvarez Flórez Estrada


El talante ilustrado y liberal de Álvaro Florez Estrada, uno de los asturianos más influyentes de finales del siglo XVIII, inunda cada rincón de su casa natal, en Pola de Somiedo. Es el actual Hotel Palacio Florez Estrada, un alojamiento elegante y perfectamente rehabilitado perteneciente al Club de Calidad Casonas Asturianas, que mantiene sus paredes de piedra junto a una piscina y canchas de tenis y baloncesto. El jardín, surcado por el río Somiedo y lleno de abedules y arces centenarios, es otro plus de La Casona, que comparte espacio con 4 apartamentos, situados en las antiguas cuadras y pajares. Además de visitas guiadas por la historia de La Casona y la figura de Flórez Estrada, organizan exposiciones, veladas poéticas y una serie de actividades culturales que pretenden promover un espacio de pensamiento crítico en medio del entorno rural.
4. Apartamentos Rurales Buenamadre


El recibimiento de las flores azules de un magnífico ejemplar de blue star en la entrada de los Apartamento Rurales Buenamadre ya te anticipa el cuidado y la dedicación que prima en cada rincón de este espacio –situado en el Coto de Buenamadre, en Somiedo–, que cuenta con 3 apartamentos independientes y absolutamente equipados y una sala de reuniones para 8 personas. Acreditado con la marca europea Red Natura 2000 –fue la primera casa rural de Europa en conseguir esta distinción–, su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente están por encima de todo. Esta pasión por los valores de la tierra te la contará Rosalía, su propietaria, mientras te explica las más de 250 especies fúngicas de la zona o te prepara una opción nevera llena a tu llegada. Para sentirlo en primera persona, no tienes más que sentarte en una de las hamacas del jardín y dejarte llevar por el paisaje.
5. La Casona de Don Santos


Si echabas de menos una típica construcción indiana, echa un vistazo a esta, ubicada en Proaza, en pleno valle del Trubia. Es La Casona de Don Santos, un antiguo palacio del siglo XVII absolutamente remodelado –se conservan muchos de sus muebles originales, realizados con madera de castaño y caoba– que cuenta con 10 habitaciones dobles, una suite y una casa rural para 6 personas. Te encantará la antigua capilla –acoge una biblioteca y te la enseñarán al hacer el check in– y el precioso jardín, un espacio verde de 500 m2 desde el que sentarte y ver la vida pasar rodeado de un cedro centenario, palmeras, naranjos, cerezos, hortensias, camelias… Los desayunos, incluidos en el precio, se completan con una opción premium de desayuno bufé, un extra de energía para salir a explorar la zona, en el corazón de la Senda del Oso y a las puertas del Parque Natural de las Ubiñas.