Miranda do Douro Camara Municipal El viajero global

Un triángulo ‘portuñol’ de lujo en torno al Duero

Además de ejercer como frontera natural entre España y Portugal, y de teñir toda la zona del norte luso con ese halo de nostalgia que desprenden las localidades fronterizas, el Duero/ Douro dibuja unos paisajes de extrema belleza. Valdría la pena venir a recorrerlos solo por navegar por su curso, por este vertiginoso pasillo acuático encajonado entre paredes verticales bajo la atenta mirada de los buitres leonados. Pero si quieres más motivos para descubrir el Parque Natural do Douro Internacional tenemos tres imbatibles, muy diferentes entre sí y en clave portuñol: la onda cercana y pintoresca de Miranda do Douro, la oferta 100% natural de Mogadouro y el derroche patrimonial de Braganza.

Miranda do Douro

Concatedral | EVG
Miradouro da Sé | EVG

Pegada a Zamora, Miranda do Douro, la primera localidad lusa que se levanta junto al cauce del Duero no tiene mucho que ver con España, pero tampoco demasiado con Portugal. Aquí se habla mirandés –un dialecto propio que escucharás más en las aldeas que en la propia capital, aunque sí lo verás como segundo idioma en los carteles callejeros–, y el tradicional bacalhau à brás, que protagoniza las barras de cualquier garito del país, deja paso a una omnipresente –y riquísima– posta mirandesa, un plato a base de ternera de carne mirandesa –con D.O. protegida– a la brasa, patata y ensalada.

Ruinas do Paço Episcopal | EVG
Tienda de artesanía y recuerdos | EVG
Iglesia de la Santa Cruz | EVG

¿Qué se puede ver en esta localidad, ubicada en el Parque Natural del Douro Internacional, prolongación portuguesa del Parque Natural Arribes del Duero? En la arteria principal, el Largo Dom João III, verás el Ayuntamiento y su Monumento a los Mirandeses: dos estatuas ataviadas con el traje regional, incluida la capa de honras mirandesa. Visita también la Concatedral –Miranda fue sede episcopal–, con el Menino Jesús da Cartolinha y sus miradores, y date un vuelta por las ruinas del Palacio Episcopal y el Museo de la Tierra de Miranda, una joya etnográfica muy recomendable.

Puerta Nuessa Senhora de l Amparo, en mirandés | EVG

De vuelta a la plaza del Ayuntamiento, en dirección contraria, visita la iglesia de la Misericordia y, más adelante, la de Santa Cruz, del siglo XVI y con estética barroca. Te gustará también el entorno de la Casa de la Música Mirandesa y, desde luego, las murallas y los restos del Castillo. Al igual que cuando se construyeron, las murallas marcan el límite de la ciudad, con lo que no te toparás con ellas, sino que tienes que ir a verlas por espacios bien conservados como la Puerta de Nossa Senhora do Amparo. Del Castillo, construido en el siglo XII, solo se conserva una parte de las murallas defensivas.

Mogadouro

Iglesia Parroquial | EVG
Castillo de Mogadouro y Torre de Relogio | EVG

También dentro del distrito de Braganza –al igual que Miranda do Douro–, Mogadouro presume de ser el municipio portugués por cuyo territorio discurren más kilómetros del río Duero. En cuanto a patrimonio, te recomendamos visitar la iglesia de la Misericordia, la iglesia Matriz –del siglo XVI y con retablos barrocos– y, en medio, el Pelourinho de Mogadouro y, por supuesto, el Castillo –del que solo se conserva la Torre del Homenaje, parte de las murallas y una cisterna– y la Torre do Relógio.

Embarcadero del crucero medioambiental | EVG
Crucero por los Arribes del Duero | EVG

Pero lo que más te impactará de esta antigua villa, marcada por los templarios y la familia Távora, es su oferta de naturaleza, repleta de rutas de senderismo, espectaculares miradores y, por supuesto, cruceros por el Douro, la experiencia que sí o sí debes hacer para empaparte del ADN de la zona. Los tienes para todos los gustos, desde los que salen de Fermoselle en rutas de 2:30 horas y barcos pequeños que ofrecen gastronomía de la zona a bordo, hasta los que zarpan de Freixo de Espada à Cinta o los de Vega Terrón-La Fregeneda, el punto donde el Douro empieza a ser solo portugués.

Crucero por los Arribes del Duero | EVG
Espectáculo de cetrería tras el crucero medioambiental | EVG | EVG

Uno de los más reglados y solicitados es el que zarpa de la Estación Biológica Internacional, en Miranda do Douro, un espacio transfronterizo compartido por España y Portugal y de marcado carácter conservacionista. Al igual que en los otros, la travesía discurre entre los cañones que forma el Douro, a veces con paredes de más de 200 m de alto, entre cuyos riscos se ven nidos de águilas reales y cigüeñas negras. Este, además, transcurre a bordo de un barco panorámico de cero emisiones y con techo transparente y, a la llegada, completa la experiencia con una exhibición de vuelo de rapaces.

Braganza

Panorámica de Braganza | EVG
Castillo | EVG

La más monumental de este triángulo del norte portugués vertebrado por el Duero –y capital del distrito– es Braganza. Te sonará por Bárbara de Braganza –que llegó a ser reina española, junto a Fernando VI– y por su abrumadora oferta patrimonial, lo que ha hecho que se le conozca como la Ávila portuguesa. Su recinto amurallado y su casco medieval te trasladarán a épocas pasadas, no solo por su excelente estado de conservación –uno de los mejores del país– sino porque Braganza es una de las ciudades menos masificadas por el turismo, más centrado en grandes capitales y destinos de playa.

Iglesia de São Vicente | EVG
Monumento aos Combatentes | EVG

Una vez franqueada la Ciudadela –la muralla tiene 15 torres y 3 puertas–, la primera visita obligada es el Castillo, una fortaleza levantada por Sancho I que se puede recorrer por completo. Después de curiosear en el Museo Militar –ubicado en la Torre del Homenaje– y de subir a la Torre de la Princesa, y disfrutar las excepcionales vistas que se tienen desde lo alto, entra en la iglesia de Santa María y en el Domus Municipalis, una extraña construcción pentagonal y románica de lo que parece que fue un aljibe. Visita también el Museo Ibérico de la Máscara, un interesante espacio etnográfico.

Iglesia de San Juan Bautista, antigua Catedral | EVG
Centro Ciencia Viva | EVG

Dejando atrás la Ciudadela alcanzarás la espléndida portada manierista de la iglesia de San Vicente y, en frente, el Monumento a los Combatientes, que recuerda a los caídos en las guerras de África y Francia. La iglesia de San Juan, siguiente parada, mantiene la majestuosidad de la antigua Catedral que llego a ser en medio de una plaza repleta de antiguos palacios, como el de los Calaínhos. Acércate al río Fervenza, que atraviesa la localidad, para visitar dos espacios abiertos en su ribera: el Centro de Ciencia Viva de Braganza y la Casa da Seda, ambos con vocación didáctica y divulgativa.

La imagen que abre el texto es Estatuas en la plaza del Ayuntamiento de Miranda do Douro | EVG

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