Malta, manual para principiantes (I). Lo básico y lo (im)prescindible

En noviembre, la temperatura del mar no baja de los 21ºC y los billetes de bus recuperan su precio de otoño (1,50 €) y siguen permitiendo todo tipo de transbordos durante 2 horas, algo muy útil en un país de apenas 315 km2. Si quieres más motivos para visitar este territorio, el más pequeño de la Unión Europea, los tenemos: un patrimonio desconocido, exquisita gastronomía, temperamento mediterráneo, siglos de historia…

En este primer recorrido, dejamos La Valeta y las Tres Ciudades para explorarlas de forma más exhaustiva en otra entrega y dividimos nuestra ruta en Gozo y Comino, por un lado, y Malta, la isla más grande del país, por otro, que te contamos ahora. Si quieres descubrir este apasionante destino y evitar sus puntos oscuros –que los tiene–, toma nota de nuestro Malta, manual para principiantes (I). Lo básico y lo (im)prescindible.

1. Qawra, un buen punto de partida

The Malta Classic Car Collection | EVG
Malta National Aquarium | EVG

Más económica, tranquila, pintoresca y auténtica que otras localidades rivales –Sliema, San Julián o incluso La Valeta, la capital– Qawra, en plena Bahía de San Pablo (San Pawl il-Bahar), es nuestra opción como centro de operaciones en tu primera escapada a Malta; y no por su oferta cultural –limitada, pero bastante resultona–, sino porque cuenta con una de las grandes terminales de autobús de la isla, lo que te permite planificar rutas de un día –o incluso de horas– y recorrerla de punta a punta.

Iglesia San Francisco de Asís | EVG
Carteles en Qawra | EVG

En Qawra puedes conocer las especies marinas del Mediterráneo –en el Malta National Aquarium– y bañarte en alguna de sus playitas –como Point Beach, todas de piedra pero con bandera azul–, visitar la iglesia St Francis of Assisi –de culto católico– o descubrir las joyas de coches y motocicletas clásicos del Malta Classic Car Collection. De noche, tienes una versión maltesa del Café del Mar, con colas de gente en la entrada, y un agradable paseo marítimo que llega hasta Buggiba, la población contigua.

2. Marsaxlokk, un puñado de imanes de nevera

Estatua de los pescadores | EVG
Plato con pulpo | EVG

Marsaxlokk es pura esencia Mediterránea concentrada en un pequeña localidad del sureste de la isla que, de repente, es turística. Los intensos azules y amarillos de los luzzi (las barcas) de este enclave pesquero, junto con los atardeceres naranjas de La Valeta, son la tarjeta de visita que identifica al país. Aún así, ¿merece la pena venir a Marsaxlokk? Si vas en autobús –el trayecto, en el nº 48, dura 1:40 horas– o si solo vas a estar unos días en Malta, te recomendamos dejar esta visita para otro momento.

Iglesia de la Madonna ta’ Pompei | EVG
Detalle en un luzzu | EVG

Pero si has alquilado un coche –llegar desde Qawra te llevará poco más de media hora– o si eres un loco de la fotografía, anímate a venir, porque el trasiego de barcos es un pantone viviente. En domingo tienes un extra de mercadillo –y de turistas, claro–, pero puedes callejear en busca de tu restaurante favorito para saborear pescado y marisco fresco –los expositores a veces están en medio de la acera– y visitar la iglesia de la Madonna ta’ Pompei, de estilo maltés, que se abre sobre la plaza central y el puerto.

3. Mosta, una cúpula inmensa y una bomba

Rotonda de Mosta | EVG
Rotonda de Mosta | EVG

Los 39,6 metros de diámetro interior de su cúpula la convierten en la tercera más grande de Europa, detrás de la de San Pedro del Vaticano y la de Santa Sofía, en Estambul. Es la iglesia de la Rotonda, la joya de Mosta –y casi lo único que ver aquí–, una gigantesca construcción que, por dentro, copia la estética del Panteón de Roma y que conserva la réplica de una bomba que cayó durante un bombardeo en la II Guerra Mundial y que, milagrosamente, no estalló. Mosta está casi en el centro de la isla así que, si vas en bus –coge el nº 35, 45, 48…–, te recomendamos que te bajes –recuerda que el billete dura 2 horas–, la visites y explores esta ciudad, la más poblada del país.

4. Mdina, la ciudad medieval de Juego de Tronos

Puerta de Mdina | EVG
Palazzo Falson | EVG

La ciudad del silencio, la antigua capital del país –antes de Birgu y La Valeta–, uno de los escenarios estrella de Juego de Tronos… es impresionante cómo brilla este pequeñísimo enclave de apenas 300 habitantes –desde Qawra, llegas con el bus 186–, pero cuando atravieses la puerta de sus rotundas murallas, te darás cuenta del magnetismo que desprende. Los más de 3.000 años de antigüedad de Mdina están escritos en sus callejuelas, sus palacios y su arquitectura barroca, y recorrerla de día o de noche es un espectáculo para los sentidos.

Catedral de San Pablo | EVG
Pastizz en Fontanella Tea Garden | EVG

Dentro de este laberinto, todo conduce a la Catedral de San Pablo, un edificio siciliano normando del siglo XI –reconstruido en 1693– que relata la vida del apóstol a través de pinturas y esculturas. Visita también el Museo de la Catedral, el Palazzo Falson –muestra cómo vivían los nobles de la época– y el Palazzo Vilhena, con el Museo de Historia Natural y las mazmorras. En Fontanella Tea Garden, disfruta de un pastizz (0,70 €) –pasta filo rellena de requesón o guisantes– con unas vistas únicas sobre la ciudad.

5. Rabat y el origen del cristianismo

Iglesia de San Pablo | EVG
Casino Notabile | EVG

Solo una plaza separa Mdina de Rabat, la ciudad donde, según parece, vivió el apóstol San Pablo y en la que fundó la comunidad cristiana del país. Rabat, que significa suburbio en árabe, nació siendo el barrio pobre del gran enclave nobiliario pero, en la actualidad, es un espacio agradable y bullicioso, con una gran oferta gastro y unos cuantos puntos patrimoniales que visitar. Las dos ciudades pueden verse perfectamente en un día, así que te recomendamos dejarla para la tarde, después de explorar Mdina.

Catacumbas de San Pablo | EVG
Iglesia de San Cataldo | EVG

Una vez atravesados los Howard Gardens –un pequeño jardín que, en los meses de calor, es un verdadero alivio–, lo primero que te encontrarás es el Casino Notabile, un club social de construcción ecléctica cuyo diseño recuerda al modernismo. En el centro, te esperan la Colegiata de San Pablo y, poco más adelante, sus Catacumbas. Mucho menos turísticas son las de San Cataldo –dentro de la misma iglesia, que puedes ver pagando un donativo voluntario– y las Catacumbas de Santa Águeda.

6. Golden Bay, la playa nº 2 de la isla

Golden Bay | EVG
Golden Bay | EVG

Desde Qawra, el bus 223 te lleva, en unos 30 minutos, a Golden Bay y Ghajn Tuffieha, las dos playas más populares de las escasísimas de la isla. Ambas están en el noroeste, contiguas, son bandera azul y lo más importante: tienen arena, algo muy preciado en el país. Los precios son los habituales en el Mediterráneo: sombrillas, 4 €; hamacas, 6 € –a las 18 h, te levantan literalmente–; ftira –una especie de bocadillo con cerdo, atún…–, 3,95 € y una Cisk, la cerveza autóctona, 2,50 €. Fuera de temporada, además de bañarte –ten precaución con las corrientes–, puedes practicar windsurf, prohibido en los meses de verano. Un último consejo: ojo con la vuelta en bus, ya que todos abandonan la playa a la misma hora. Tenlo en cuenta para no quedarte en tierra.

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