Con 2023 a punto de terminar, revisamos los rincones del planeta que se han asomado a nuestra ventana. A lo largo de estos 12 meses hemos descubierto los pueblos más bonitos de España, la cara más medieval de Ibiza y los parques más verdes de Madrid; hemos paseado por lo mejor de Belfast, Gotemburgo y Narbona, y disfrutado con las playas más espectaculares y los territorios más seguros del mundo. Además, hemos explorado países feministas, felices y sobrevalorados, y propuesto claves para convertir ciudades tan caras como Tokio y Nueva York en experiencias low cost. Esta es nuestra selección de los destinos más seductores en 2023.
1. 10 claves para descubrir Vilna en su 700 cumpleaños
El 700 cumpleaños de Vilna nos descubrió el mayor casco antiguo barroco de toda Europa y una ciudad repleta de iglesias, miradores, rincones insólitos y espacios bohemios llenos de vanguardia. Aunque pudiera parecer que la capital lituana es la menos favorecida del trío de capitales bálticas que pertenecieron a la antigua Unión Soviética –no tiene ni el patrimonio medieval de Tallín ni la oferta art nouveau de Riga–, lo cierto es que nos gustó tanto que regresamos meses después, en abril, para disfrutar de su temporada de terrazas: abierto por primavera.
2. Charleston: 7 iconos para vivir el sueño sureño
El Charleston Wine & Food fue la excusa perfecta para acercarnos a este delicioso cóctel de casitas de colores, romanticismo en estado puro, delfines y piratas que es Charleston, una de las ciudades más desconocidas de EE UU. Su ubicación, entre los ríos Ashley y Cooper, la convirtió en un próspero puerto, pero también en la principal entrada de los esclavos secuestrados en África. Junto a la sombra de este oscuro pasado, recorrimos una faceta híper dulce porque Charleston es, ni más ni menos, el escenario donde se rodó una de las películas más románticas de todos los tiempos: El diario de Noah.
3. Cuéllar, un potente catálogo 100% natural
Después de descubrir su extraordinario patrimonio y de saborear su contundente gastronomía, nos zambullimos de lleno en uno de los activos más potentes de Cuéllar, la villa segoviana de las tres cultutas: su oferta de naturaleza. En este catálogo 100% verde se esconde uno de los ecosistemas más especiales y completos de la meseta central, un paisaje único que, en apenas unos kilómetros, pasa de un río con mucha vida interior, a un mar de pinares con ilustres habitantes y hasta un humedal con dunas de arena que caminan a sus anchas. Y todo a poco más de una hora de Madrid.
4. Dublín, la capital del buen rollo (II)
Entre San Patricio y antes del aluvión de turistas veraniegos, volamos a Dublín para descubrir ese paréntesis de tranquilidad al que no nos podemos resistir, su esencia más genuina, la que incluye paseos junto al cauce del Liffey y tardes en St Stephen’s Green, pero también la que descubre espacios bohemios, vanguardias y barrios de moda. Reposada, sin estridencias y rebosante de felicidad, la capital irlandesa es un destino que nos gusta de todo corazón. Venir aquí es volver a casa –incluso aunque sea la primera vez que la visitas–, saborearla, escucharla y disfrutarla con los cinco sentidos.
5. Azerbaiyán, el secreto del mar Caspio
Fuera de Eurovisión –ganó la edición de 2011– y de aparecer durante años en la camiseta del Atlético de Madrid, ¿de qué te suena Azerbaiyán? En la frontera con Asia, esta antigua república soviética –la Dubai del Caspio– crece asentada sobre una gran bolsa de petróleo, con una desatada pasión por la riqueza y los excesos que se concentra en Bakú, pero que, fuera de su flamante capital, asoma su cara más genuina, llena de historia y paisajes impactantes. Aquí las montañas arden solas, surgen volcanes y lagos de lodo y la evolución de la humanidad se dibuja con más de 600.000 pinturas sobre las rocas.
6. ¿Y tú, estás en Babia?
Después de comprobar que la comarca de Babia, no solo es real (¡existe!), sino uno de los escenarios más idílicos y sorprendentes del norte peninsular, comenzamos a disfrutar a ritmo lento este territorio leonés, Parque Natural y Reserva de la Biosfera. Aquí tienes lagunas de cuento –no te pierdas Los Verdes–, paisajes de alta montaña entre valles de pasado trashumante, gastronomía única, una lengua autóctona –el pachuezu– y magistrales muestras de street art. Y todo bajo unos de los cielos más limpios de la península, declarados Parque Estelar, y junto al nacimiento en directo del río Sil.
7. Granada ‘La Gran Sultana’, el refugio de los piratas
Entre la condición de sitio de paso de Managua, la capital –con un centro histórico abandonado e inexistente–, y la sobrevalorada León –su eterna rival, con la que mantuvo una guerra civil en 1854–, nos quedamos en Granada, una colorida sorpresa en la que uno se zambulle con entusiasmo. Recorremos esta ciudad fundada en 1524 por Francisco Hernández de Córdoba, la ciudad más antigua de América, una joya cuidada y encajonada entre dos volcanes que cuenta con un lago, 365 islotes –uno para cada día del año– y un coqueto centro colonial, cuidado con mimo y con wifi gratuito.
8. Zúrich, 7 rincones muy top para combatir el calor
Libre ya de la condena de ser un destino de invierno y exclusivamente administrativo, Zúrich es una ciudad que levanta pasiones. Nos enamora su desenfado y su punto canalla, su talante (casi) latino, sus terracitas, su espontaneidad, su arte callejero y una vibrante fusión de culturas que conviven sin demasiado problema. No tiene mar, pero los Alpes, sus ríos y su lago –uno de los Big Five de lagos– la convierten en un destino refrescante que sabe sacar provecho de unos decorados de lujo. En pleno agosto, te sorprendimos con nuestra particular ruta anti-calor por los rincones más top de la ciudad.
9. 10 claves para desmontar Malta, el paraíso ‘low cost’
Si antes era famosa por los caballeros de la Cruz de Malta y por The maltese falcon, en los últimos años el país más pequeño de la Unión Europea es un clásico de erasmus, cursos de inglés y vuelos low cost y gana peso como uno de los destinos más económicos del Mediterráneo. Con casi igual número de defensores que de detractores, Malta se mueve entre lo bohemio y lo decadente, lo cutre y lo exquisito, lo genuino y lo global. A riesgo de convertirse en un enclave masificado y sin identidad, te contamos los puntos menos buenos de Malta (que los tiene) y reivindicamos su gran potencial.
10. Alicante, 7 visitas libres del ‘efecto playa’
De noche, las ondas del pavimento de la Explanada, el gran paseo marítimo de Alicante, acogen los pasos de miles de transeúntes. De día, la arena del Postiguet, una de las mejores playas urbanas de España, hace que la cita esté clara. O no tanto, porque esta ciudad mediterránea ofrece un extenso catálogo cultural tan interesante como desconocido. Contra el «¡cómo voy a meterme en un museo teniendo esta playa!» se impone organizar las escapadas y disfrutar de interesantes descubrimientos. El otoño invita a explorar otras rutas y explorar este bullicioso y ecléctico contenedor cultural.
11. Moray, el laboratorio gastro de los incas
En noviembre, el premio World’s Best Fine Dining Experience –Mejor Experiencia Gastronómica del Mundo–, otorgado al restaurante Mil y su chef, Virgilio Martínez, nos sirvió de sabrosa excusa para descubrir las terrazas de Moray, el gran laboratorio agrícola en el que los incas investigaban con diferentes plantaciones en terrazas. Fueron ellos los precursores de la variedad gastronómica de sus paisajes y los responsables de que Perú no solo sea uno de los territorios con mayor biodiversidad del planeta, sino que recorrerlo se convierta en una auténtica fiesta para los sentidos.
12. 6 sorpresas de lujo en la Rioja Alavesa (vino incluido)
Este mes, te invitamos a disfrutar los grandes placeres de la Rioja Alavesa –la estética medieval y los buenos vinos– de la mejor forma posible: en una ruta sensorial que va de Laguardia, su capital, a Elciego, uno de sus antiguos barrios, en la que no faltan una iglesia mediática y una entrañable –San Juan Bautista–, dantzaris que bailan a la hora en punto, vinos de lujo –los de Bodegas Murua– deseosos de dejar sin habla a los paladares más expertos, arte donde no pensabas que habría arte y una sensibilidad especial a la hora de entender el lenguaje de los viñedos que, además, es sostenible.