Medio siglo da para mucho, entre otras cosas, para cambiar una ciudad como Madrid de arriba abajo. En los últimos 50 años, el Foro ha remodelado plazas y eliminado árboles–, ha desplazado estatuas de sitio y ampliado las aceras y, la emblemática Gran Vía, ha pasado de ser la calle de los cines y teatros a convertirse en una gran arteria comercial. Pero lo que se mantiene (casi) intacto medio siglo después es el luminoso de la Schweppes que corona el edificio Carrión, en la confluencia de la Gran Vía con la plaza de Callao.


Fue el 5 de agosto de 1972 cuando esta instalación –creada por la publicista Luisa Álvarez– de la marca de refrescos obtuvo la licencia, aunque no se colocó hasta un mes después. Desde entonces, es un icono indiscutible de Madrid y protagonista de un buen número de selfies. Para los cinéfilos, es además una de las imágenes indispensables de nuestro imaginario colectivo: la del padre Ángel, José María y el profesor Cavan –es decir, Álex Angulo, Santiago Segura y Armando de Razza– trepando los las letras del luminoso en esta memorable película de Álex de la Iglesia, El día de la bestia (1995).

Hablando de letras, esto es lo único que ha cambiado en el luminoso: en 2004 la tipografía cambió y, si te fijas en las fotos, pasó de mayúsculas a minúsculas. Por lo demás el gigantesco cartel de 600 k sigue iluminando la noche madrileña, con la palabra Schweppes en azul y amarillo, y 104 neones y un retroiluminado verde, rojo, amarillo y diferentes tonos de azul, para el fondo.


El cartel de Schweppes coincide con las plantas 10ª y 11ª del hotel Vincci Capitol. Como homenaje, el establecimiento ha decorado dos habitaciones con una cama redonda –que simboliza la forma de la chapa de la botella de tónica– y una moqueta estampada con burbujas.