Lleva años fusionado con la más rotunda naturaleza y es un paraíso indiscutible para los amantes de los deportes de invierno (con permiso del shopping, claro). Pero, en sus apenas 470 km2, Andorra acumula un catálogo artístico difícil de superar que combina románico de lujo con las nuevas vanguardias. El siglo XIX y el XXI conviviendo en total armonía, como una pequeña metáfora que resume la oferta del país de los Pirineos.
1. La iglesia de Sant Esteve

En la Plaza Príncep Benlloch, frente al Comú d’Andorra, te espera Sant Esteve, la iglesia románica que más postales ocupa en la zona. Se trata de una construcción del siglo XII con muchas remodelaciones a sus espaldas –una, en 1940, corrió a cargo del modernista Puig i Cadafalch–, pero que derrocha belleza por sus cuatro costados.
2. Los ‘Set Poetes’ de Jaume Plensa

Otro de los spots más instagrameables de la parte vieja es la plaza de Lídia Armengol, con Set Poetes, de Jaume Plensa. Son esculturas gigantes que se iluminan de noche y representan las siete parroquias del país: Andorra la Vella, Escaldes-Engordany, Sant Julià de Lòria, La Massana, Encamp, Ordino y Canillo. Espera a la noche para fotografiar estos gigantes de más de 2 m que se iluminan con diferentes colores –simbolizan el diálogo entre los siete poetas e invitan a mirar hacia arriba, en palabras de Plensa– o sube a la Casa de la Vall con el ascensor gratuito: desde aquí, las fotos de la ciudad y de los Set Poetes tienen otra perspectiva.
3. El patio secreto del edificio Cierco


Muy cerca de los 7 Poetes, junto a Prada Casadet, el patio del edificio Cierco es un contenedor artístico con lo mejor del panorama actual. Abre bien los ojos y disfruta de este vanguardista museo al aire libre, que cuenta con obras de Manolo Valdés, Miquel Barceló, Jaume Plensa, Gaset Flinch y Samuel Salcedo, entre otros.
4. Imprescindible ‘La noblesse du temps’, de Dalí

En el cruce con el río Valira, donde comienzan los paseos entre cerezos, la parada es inevitable. Son los 5 metros de La Noblesse du Temps, el gran reloj blando de Dalí en la Plaza de la Rotonda. La obra perteneció a Enric Sabater, secretario personal del artista, que vivió muchos años en Andorra y la donó a la ciudad en 1999. Desde 2010, cuando se colocó en su ubicación actual, la foto del reloj, con el Puente de París al fondo, no deja de acumular likes.
5. El nuevo Espai Columba


Si hace unos años que no vienes a Andorra, los autocares turísticos te guiarán hasta una de las novedades estrella: el Espai Columba y la iglesia de Santa de Coloma, la única del Principado con el campanario redondo, de estilo lombardo. Santa Coloma es el sitio perfecto para una primera toma de contacto con el románico –que define el ADN artístico del país–, no solo por la talla de madera de la Virgen del Remedio, sino por el video mapping que dibuja el Agnus Dei del frontal. Esta joya del siglo X tiene su réplica en el Espai Columba que recrea (y explica) todo sobre el románico, desde el arte de las miniaturas –se pintaban con minium, óxido de plomo, de color rojo– hasta el de la pintura al fresco, con los pigmentos integrados en la pared mojada.
6. El insólito mural Transparència

¿Cómo sería la perspectiva de las montañas si no existiera el Ayuntamiento? Esta fue la pregunta que llevó a Samantha Bosque a dibujar, en la fachada trasera del Comú d’Andorra (Ayuntamiento), lo que se vería si el edificio fuera transparente. Una imagen insólita con la parte trasera de la iglesia de Sant Esteve, el puente lleno de flores y Transparència, el mural pintado por la artista, que viene cargado con la metáfora y la reflexión social de que un ayuntamiento debe ser transparente pero no puede ser invisible.
7. El pequeño gran Museo Thyssen


En la parroquia de Escaldes-Engordany, frente a la Iglesia Sant Pere Màrtir, el Museu Carmen Thyssen Andorra es el único Thyssen abierto fuera de España. Está absolutamente domotizado y, desde 2017, organiza exposiciones con obras de la colección Tita Cervera. Mañana, 16 de marzo, el centro celebra su quinto cumpleaños con la entrada gratuita a su exposición Made in Paris. La generación de Matisse, Lagar y Foujita.